Excreción de fármacos del organismo
Los fármacos se eliminan del cuerpo ya sea sin cambios (en su forma original) o como metabolitos (productos derivados de su metabolismo). La eliminación de los fármacos es un proceso importante para mantener el equilibrio y la homeostasis en el organismo, ya que permite eliminar sustancias no deseadas o potencialmente tóxicas.
La eliminación de los fármacos puede ocurrir a través de varios órganos excretores, como los riñones, el hígado y en menor medida, el tracto gastrointestinal y los pulmones.
Cuando se trata de la eliminación de compuestos polares (hidrosolubles) y compuestos con alta solubilidad en lípidos, los órganos excretores tienen diferentes capacidades y mecanismos para llevar a cabo este proceso. Los compuestos polares son más fácilmente eliminados por los riñones, mientras que las sustancias lipofílicas (solubles en lípidos) no se eliminan tan eficientemente y requieren de un proceso adicional para su excreción.
Los riñones desempeñan un papel crucial en la eliminación de compuestos polares del cuerpo. Ellos filtran la sangre a través de los glomérulos renales, donde se retienen las moléculas grandes y se eliminan los compuestos más pequeños, como los fármacos. Estos compuestos luego pasan al túbulo renal, donde se pueden reabsorber o excretar en la orina. La reabsorción de compuestos polares es mínima debido a su baja solubilidad en lípidos y a la presencia de transportadores específicos en el túbulo renal.
En contraste, los compuestos lipofílicos tienen una mayor afinidad por los tejidos grasos y las membranas celulares debido a su alta solubilidad en lípidos. Esto dificulta su eliminación directa a través de los riñones, ya que tienden a ser reabsorbidos en el túbulo renal. Por lo tanto, los fármacos lipofílicos necesitan ser metabolizados en compuestos más polares para facilitar su excreción.
El hígado es el principal órgano responsable del metabolismo de los fármacos. A través de una serie de reacciones enzimáticas, los fármacos lipofílicos son transformados en metabolitos más polares y solubles en agua. Este proceso, conocido como biotransformación o metabolismo de primer paso, implica principalmente dos tipos de reacciones: fase I y fase II.
En la fase I, los fármacos se metabolizan mediante reacciones de oxidación, reducción o hidrólisis, lo que conduce a la formación de metabolitos más polares. Estos metabolitos pueden ser suficientemente polares como para ser eliminados directamente por los riñones o pueden ser sometidos a reacciones adicionales en la fase II del metabolismo.
La fase II del metabolismo de fármacos implica la conjugación de los metabolitos de fase I con moléculas endógenas, como el ácido glucurónico, el sulfato o la glicina. Esto aumenta aún más su polaridad y solubilidad en agua, lo que facilita su excreción a través de los riñones.
El riñón es el órgano más importante para excretar los fármacos y sus metabolitos. La excreción renal del fármaco inalterado es una vía principal de eliminación para 25-30% de los fármacos administrados a los humanos. Las sustancias que se excretan en las heces son principalmente fármacos ingeridos por vía oral no absorbidos o metabolitos de fármacos que se excretan en la bilis o se secretan directamente en el tracto intestinal y no se reabsorben.
La excreción de fármacos en la leche materna es importante no por las cantidades eliminadas (que son pequeñas), sino porque los fármacos excretados pueden afectar al lactante (también pequeño y con una capacidad poco desarrollada para metabolizar xenobióticos). La excreción pulmonar es importante principalmente para la eliminación de los gases anestésicos.
Anatomía del hígado
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