Obstrucción de salida gástrica secundaria a úlcera

Obstrucción de salida gástrica secundaria a úlcera
Obstrucción de salida gástrica secundaria a úlcera

La obstrucción del conducto gástrico (obstrucción de la salida gástrica) es una complicación poco frecuente en los pacientes con enfermedad ulcerosa péptica, ocurriendo en menos del dos por ciento de estos. Esta obstrucción se debe comúnmente a la presencia de edema o estrechamiento cicatricial del píloro o del bulbo duodenal, las cuales son las áreas anatómicas que regulan el paso del contenido gástrico hacia el duodeno. El estrechamiento en estas zonas impide un vaciamiento adecuado del contenido gástrico, provocando una acumulación de líquido en el estómago y dando lugar a los síntomas característicos de esta afección.

Con el advenimiento de tratamientos farmacológicos más eficaces, como los inhibidores de la bomba de protones (PPI) y la erradicación de Helicobacter pylori, que han revolucionado el tratamiento de la úlcera péptica, la obstrucción gástrica causada por úlceras ha disminuido considerablemente. Hoy en día, la obstrucción gástrica es más comúnmente atribuida a neoplasias gástricas o, más frecuentemente, a la obstrucción extrínseca del duodeno provocada por neoplasias intraabdominales. La reducción de las úlceras pépticas graves ha cambiado la distribución de las causas, desplazando a las úlceras como la principal causa de obstrucción del conducto gástrico.

Los síntomas más comunes de esta obstrucción incluyen saciedad temprana, vómitos recurrentes y pérdida de peso significativa. La saciedad temprana ocurre debido a la incapacidad del estómago para vaciar su contenido con normalidad, lo que hace que el paciente se sienta lleno rápidamente incluso con pequeñas cantidades de alimento. El vómito, que a menudo es alimenticio y puede tener un contenido fetido, se produce por la acumulación de líquido gástrico que no puede vaciarse adecuadamente. La pérdida de peso es el resultado de la incapacidad para digerir y absorber los nutrientes de manera efectiva, además de la posible desnutrición secundaria al mal funcionamiento del sistema digestivo.

Con el tiempo, los pacientes pueden desarrollar complicaciones adicionales, como deshidratación, alcalosis metabólica e hipokalemia. La deshidratación ocurre debido a la pérdida de líquidos a través de los vómitos repetidos y la disminución de la ingesta alimentaria y líquida. La alcalosis metabólica se produce como consecuencia de la pérdida de ácido clorhídrico en el vómito, lo que altera el equilibrio ácido-base en el organismo. La hipokalemia, por su parte, se deriva de la pérdida de potasio en los vómitos y la alteración de los electrolitos, lo cual puede tener consecuencias graves para la función muscular y cardíaca.

Durante el examen físico, uno de los hallazgos característicos es el «succionador» o «ruido de sacudida» (succussion splash), un sonido que puede ser percibido al auscultar el epigastrio, especialmente cuando el paciente es agitado o se mueve. Este sonido es el resultado de la presencia de líquido en el estómago que no puede vaciarse y produce un resbalón o «splash» al ser movilizado.

En la mayoría de los casos, la aspiración nasogástrica, que consiste en introducir una sonda a través de la nariz hacia el estómago para evacuar su contenido, permitirá extraer una gran cantidad de líquido de mal olor (generalmente más de 200 mL). Este hallazgo es indicativo de obstrucción gástrica y establece el diagnóstico clínico de forma preliminar.

El tratamiento inicial de la obstrucción gástrica por úlcera péptica se centra en corregir los trastornos de líquidos y electrolitos. Esto se logra mediante la administración intravenosa de solución salina isotónica y cloruro de potasio para restaurar el equilibrio hídrico y de electrolitos. Además, se administran inhibidores de la bomba de protones por vía intravenosa, los cuales disminuyen la producción de ácido gástrico y ayudan a reducir la inflamación y la irritación de la mucosa gástrica. La descompresión gástrica mediante aspiración nasogástrica también es esencial para aliviar la presión intragástrica y permitir que el estómago se vacíe adecuadamente.

Una vez estabilizado el paciente, se realiza una endoscopia digestiva alta entre 24 y 72 horas después de la intervención inicial. Esta técnica permite definir la naturaleza exacta de la obstrucción, diferenciando entre las posibles causas, como una úlcera gástrica cicatricial, una neoplasia gástrica, o una obstrucción extrínseca del duodeno. Además, en los casos en los que la obstrucción sea atribuible a una estenosis pilórica secundaria a úlcera péptica, la endoscopia también puede ser utilizada para realizar una dilatación con balón, un procedimiento terapéutico que expande el píloro estrechado y restaura el paso adecuado de los alimentos del estómago al duodeno.

 

 

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Fuente y lecturas recomendadas:
  1. Goldman, L., & Schafer, A. I. (Eds.). (2020). Goldman-Cecil Medicine (26th ed.). Elsevier.
  2. Loscalzo, J., Fauci, A. S., Kasper, D. L., Hauser, S. L., Longo, D. L., & Jameson, J. L. (Eds.). (2022). Harrison. Principios de medicina interna (21.ª ed.). McGraw-Hill Education.
  3. Papadakis, M. A., McPhee, S. J., Rabow, M. W., & McQuaid, K. R. (Eds.). (2024). Diagnóstico clínico y tratamiento 2025. McGraw Hill.

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