Úlcera gastroduodenal perforada

Úlcera gastroduodenal perforada
Úlcera gastroduodenal perforada

La perforación de úlceras gástricas o duodenales es una complicación grave pero relativamente poco frecuente, desarrollándose en menos del cinco por ciento de los pacientes que padecen úlceras. Esta complicación suele estar asociada a úlceras situadas en la pared anterior del estómago o en el duodeno, áreas particularmente vulnerables a la erosión debido a la exposición constante al ácido gástrico y a factores de riesgo como la infección por Helicobacter pylorio el uso prolongado de antiinflamatorios no esteroides (AINEs).

 

Manifestaciones clínicas

La perforación de una úlcera desencadena una peritonitis química, condición en la que el contenido gástrico, que es altamente ácido, se derrama en la cavidad peritoneal. Este derrame irrita el peritoneo, una membrana serosa que recubre la cavidad abdominal y sus órganos, lo que provoca un dolor abdominal intenso y generalizado, el cual es el síntoma inicial que impulsa a la mayoría de los pacientes a buscar atención médica inmediata.

Sin embargo, la presentación clínica puede variar significativamente en ciertos grupos de pacientes, especialmente en los adultos mayores, los pacientes debilitados o aquellos que están recibiendo tratamiento con corticosteroides a largo plazo. En estos casos, la respuesta inflamatoria puede ser atenuada debido a la supresión inmunitaria o al envejecimiento del sistema inmune, lo que lleva a una aparición de síntomas más sutiles o incluso ausentes en las primeras etapas. Estos pacientes pueden no experimentar el dolor abdominal severo característico en las primeras fases, pero pueden desarrollar complicaciones más graves, como peritonitis bacteriana secundaria, sepsis y shock, con una presentación tardía y más grave de la enfermedad. Este retraso en la detección aumenta la mortalidad asociada a la perforación de la úlcera, dado que la peritonitis bacteriana, una vez instaurada, puede progresar rápidamente a un estado de shock séptico.

Durante el examen físico, los pacientes con perforación de úlcera suelen presentar un cuadro clínico grave, con signos de peritonitis difusa. La abdomen se muestra rígido, «silencioso» y extremadamente doloroso al tacto, con una notable sensibilidad al rebote, lo que indica irritación peritoneal. La hipotonía (baja presión arterial) es un hallazgo posterior, que se desarrolla a medida que avanza la peritonitis bacteriana. Sin embargo, en casos donde la hipotensión se presenta tempranamente junto con el inicio del dolor, otras emergencias abdominales deben ser consideradas en el diagnóstico diferencial, tales como un aneurisma aórtico roto, infarto mesentérico o pancreatitis aguda.

 

Exámenes diagnósticos

En cuanto a los exámenes complementarios, la leucocitosis, o aumento de los glóbulos blancos, es casi siempre evidente, ya que refleja la respuesta inflamatoria del cuerpo ante la perforación y la posterior peritonitis. Un leve aumento de la amilasa sérica (generalmente menos del doble del valor normal) también puede encontrarse, aunque esto no es específico y puede observarse debido a la irritación del páncreas por el contenido gástrico que se ha filtrado en la cavidad abdominal. En términos de diagnóstico por imágenes, la tomografía computarizada abdominal es la herramienta más útil y suele ser suficiente para confirmar el diagnóstico de perforación de úlcera sin necesidad de estudios adicionales. No obstante, la ausencia de aire libre en la cavidad abdominal en una radiografía de tórax o en la tomografía computarizada puede llevar a un diagnóstico erróneo, confundiendo la perforación de úlcera con otras patologías abdominales como la pancreatitis, colecistitis o apendicitis, que también pueden causar dolor abdominal severo.

Tratamiento

La cirugía sigue siendo el estándar en la mayoría de los casos. Sin embargo, la técnica laparoscópica ha demostrado ser una opción cada vez más frecuente y efectiva para el cierre de las perforaciones. Esta modalidad quirúrgica tiene la ventaja de ser menos invasiva, lo que reduce la morbilidad operatoria en comparación con la laparotomía abierta, y acelera la recuperación postoperatoria. La intervención rápida y adecuada es crucial para evitar complicaciones graves, como la sepsis, que puede ser mortal si no se trata a tiempo.

 

 

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Fuente y lecturas recomendadas:
  1. Goldman, L., & Schafer, A. I. (Eds.). (2020). Goldman-Cecil Medicine (26th ed.). Elsevier.
  2. Loscalzo, J., Fauci, A. S., Kasper, D. L., Hauser, S. L., Longo, D. L., & Jameson, J. L. (Eds.). (2022). Harrison. Principios de medicina interna (21.ª ed.). McGraw-Hill Education.
  3. Papadakis, M. A., McPhee, S. J., Rabow, M. W., & McQuaid, K. R. (Eds.). (2024). Diagnóstico clínico y tratamiento 2025. McGraw Hill.

 

 

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