Padecimientos que se confunden con la enfermedad de Crohn
El diagnóstico diferencial de la enfermedad de Crohn (EC) se basa en identificar diversas condiciones que pueden presentar síntomas clínicos similares, pero que tienen mecanismos patológicos, causas y enfoques terapéuticos distintos. El dolor abdominal crónico tipo cólico y la diarrea son síntomas cardinales tanto en el síndrome del intestino irritable (SII) como en la enfermedad de Crohn, pero el diagnóstico se complica debido a que los exámenes radiográficos en el SII suelen ser normales, lo que sugiere que la diferencia puede residir en la presencia de hallazgos inflamatorios específicos en los estudios por imágenes de la EC.
La enfermedad celíaca es otra condición que se debe considerar en el diagnóstico diferencial de la enfermedad de Crohn. Esta enfermedad autoinmune, desencadenada por la ingesta de gluten, puede dar lugar a síntomas gastrointestinales similares, como diarrea y malabsorción, lo que a menudo lleva a la confusión con la EC. Sin embargo, en la enfermedad celíaca se observarían cambios característicos en las pruebas serológicas (anticuerpos contra la transglutaminasa tisular) y en las biopsias intestinales (atrofia vellositaria), que no se presentan en la enfermedad de Crohn.
En los casos en que un paciente presenta fiebre aguda y dolor en el cuadrante inferior derecho, puede ser difícil diferenciar entre apendicitis aguda y enteritis por Yersinia enterocolitica, una infección bacteriana que puede simular la inflamación del apéndice, especialmente en pacientes jóvenes. El cuadro clínico de fiebre, dolor abdominal y diarrea en un contexto endémico de Yersinia puede confundirse con una exacerbación de la enfermedad de Crohn, aunque las pruebas microbiológicas, como el cultivo y la PCR, pueden esclarecer la etiología.
El linfoma intestinal es otro diagnóstico diferencial relevante. Este tipo de cáncer puede presentarse con síntomas sistémicos como fiebre, dolor abdominal y pérdida de peso, similares a los de la enfermedad de Crohn. Además, los estudios radiográficos del intestino delgado pueden mostrar lesiones focales o difusas, que en ocasiones pueden imitar las lesiones características de la EC. Sin embargo, en el linfoma intestinal se pueden identificar características histológicas específicas mediante biopsias, que permiten diferenciarlo de la inflamación granulomatosa típica de la enfermedad de Crohn.
En pacientes inmunocomprometidos, especialmente aquellos con síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) no diagnosticado, el diagnóstico diferencial puede ser complejo. Los pacientes con SIDA pueden presentar fiebre crónica y diarrea, que son síntomas comunes en diversas infecciones oportunistas, como la tuberculosis intestinal, la infección por citomegalovirus (CMV) o infecciones bacterianas como Clostridium difficile. Estas condiciones infecciosas pueden imitar una recaída de la enfermedad de Crohn en cuanto a la manifestación clínica de diarrea y fiebre, por lo que un diagnóstico preciso requiere el uso de técnicas de cultivo, PCR o biopsia.
Otra patología relevante en el diagnóstico diferencial es la colitis segmentaria, que puede ser causada por diversos agentes infecciosos como Mycobacterium tuberculosis, Entamoeba histolytica, Chlamydia o incluso colitis isquémica. En estos casos, la inflamación segmentaria del colon puede parecerse a la distribución segmentaria de la enfermedad de Crohn, especialmente en los casos donde las infecciones afectan áreas del colon que comúnmente se ven involucradas en la enfermedad de Crohn, como el íleon terminal y el colon derecho. La distinción entre estas entidades puede ser difícil sin realizar una biopsia y estudios microbiológicos que identifiquen el agente causal.
Las infecciones por Clostridium difficile (C. difficile) o por CMV son particularmente relevantes en pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal (EII), ya que pueden desencadenar síntomas similares a los de una recaída de la enfermedad de Crohn. C. difficile, al ser una causa común de diarrea asociada a antibióticos, puede generar una superinfección en pacientes con EII, llevando a un cuadro clínico con diarrea y colitis que puede confundirse con un brote de la enfermedad de Crohn, mientras que el CMV puede causar úlceras intestinales en pacientes inmunocomprometidos, lo que también puede ser difícil de diferenciar de una recaída de la EC.
La tuberculosis intestinal representa un desafío diagnóstico particularmente importante en países donde esta enfermedad es endémica. La tuberculosis puede afectar el tracto gastrointestinal, especialmente el íleon terminal, y presentar una clínica muy similar a la enfermedad de Crohn, como dolor abdominal, diarrea, fiebre y pérdida de peso. En algunos casos, los hallazgos radiográficos y endoscópicos pueden solaparse, lo que requiere el uso de técnicas diagnósticas adicionales como las biopsias, las pruebas de PCR y los cultivos para confirmar la presencia de Mycobacterium tuberculosis.
La diverticulitis o la apendicitis con formación de abscesos también deben considerarse en el diagnóstico diferencial de la enfermedad de Crohn. En ocasiones, la inflamación localizada en el colon izquierdo en casos de diverticulitis o en el ciego debido a apendicitis puede imitar los síntomas de la enfermedad de Crohn, especialmente en los pacientes con afectación en el íleon terminal. La diferencia puede ser evidente en la tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética (RM), que muestran características específicas de estas patologías.
Finalmente, los antiinflamatorios no esteroides (AINEs) son conocidos por su capacidad para inducir úlceras, erosiones y estenosis en el tracto gastrointestinal. En algunos pacientes, los AINEs pueden exacerbar la inflamación de la enfermedad de Crohn, pero también pueden inducir una colitis específica relacionada con el uso de estos fármacos. Esta colitis inducida por AINEs tiende a afectar predominantemente el íleon terminal y el colon derecho, y se presenta con características similares a las de la enfermedad de Crohn, pero es posible diferenciarla mediante la historia clínica y la respuesta a la suspensión de los AINEs.
Fuente y lecturas recomendadas:
- Goldman, L., & Schafer, A. I. (Eds.). (2020). Goldman-Cecil Medicine (26th ed.). Elsevier.
- Loscalzo, J., Fauci, A. S., Kasper, D. L., Hauser, S. L., Longo, D. L., & Jameson, J. L. (Eds.). (2022). Harrison. Principios de medicina interna (21.ª ed.). McGraw-Hill Education.
- Papadakis, M. A., McPhee, S. J., Rabow, M. W., & McQuaid, K. R. (Eds.). (2024). Diagnóstico clínico y tratamiento 2025. McGraw Hill.