Requerimientos de yodo

El único papel establecido para el yodo en los seres humanos es el de ser un componente de las hormonas tiroideas. Las hormonas son esenciales para el desarrollo y el crecimiento y la insuficiencia grave de yodo puede causar daño cerebral en el desarrollo. Las hormonas tiroideas participan en la regulación de la actividad diaria de, probablemente, cada célula.
El yodo ejerce fuertes efectos autorreguladores sobre la glándula tiroides para dar cabida a la utilización de yodo tiroideo para las necesidades diarias de la producción de hormonas, a pesar de las grandes variaciones en su suministro. La epidemiología de la enfermedad tiroidea en una población, se asocia con el nivel de ingestión de yodo, incluso si no están presentes ni la insuficiencia ni el exceso regular grave.
El yodo es un elemento que pertenece a los metales halogenados, se encuentra en la corteza terrestre en una concentración de 0.46 partes por millón (ppm), es escaso en montañas y abundante en zonas bajas como pantanos, lechos de río, costas y en el agua de mar, por eso algas, pescados y mariscos pueden contener de 1 000 a 3 000 ppm.
Existen otros alimentos que también son ricos en yodo como son:
- Sal yodada
- Pan
- Pescado
- Frijoles y tubérculos
- Leche
- Mariscos
- Huevo
- Carne
El requerimiento mínimo para una adecuada función tiroidea es de 50 µg/día, pero hay recomendaciones de acuerdo a grupos de edad, embarazo y lactancia:
- Niños 50 a 120 µg/día
- Adultos 150 µg/día
- Embarazadas 250 µg/día
- Lactancia 250 µg/día
El yodo y los yoduros se absorben en el tubo digestivo e incluso por la piel, mucosas y pulmones, se distribuye en el líquido extracelular con una concentración de 1 µg/dL, allí sirve de reserva, el resto lo captan las células foliculares, en la tiroides se pueden almacenar hasta 8,000 µg con un recambio muy lento de solo 1% al día.
El yodo pasa de la célula folicular al folículo, donde se une a la tirosina y a la tiroglobulina. Otra vía de obtención de yodo es la desyodación de T4 a T3 o T3 reversa (rT3), por acción de las enzimas desyodasas, donde la reserva de yodo es de 600 µg.
El yodo se excreta por el riñón en 95% (30 µg/ día) y el resto por hígado e intestino, piel, pulmones, leche y saliva.
El principal papel fisiológico del yodo en el cuerpo es sintetizar la hormona tiroidea. Tanto la deficiencia de yodo como el exceso de yodo pueden provocar enfermedades graves de la tiroides.