Vacunación en pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal
Los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal (EII), como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, están en un mayor riesgo de infecciones, especialmente aquellas que se pueden prevenir mediante vacunación. Este riesgo aumentado se debe a varios factores, como la naturaleza crónica de la enfermedad, el uso de terapias inmunosupresoras, y la alteración de las barreras intestinales. Las terapias inmunosupresoras, como los corticosteroides, los inmunomoduladores y los agentes biológicos, reducen la capacidad del sistema inmunológico para responder a infecciones, aumentando la vulnerabilidad a infecciones bacterianas, virales y fúngicas. Por lo tanto, es fundamental confirmar el estado de vacunación de todos los pacientes con EII antes de iniciar cualquier tratamiento inmunosupresor, para asegurar que estén protegidos contra enfermedades prevenibles por vacunación.
Vacunas inactivadas
Las vacunas inactivadas son aquellas que contienen microorganismos que han sido desactivados, y por lo tanto no pueden causar la enfermedad. Estas vacunas pueden administrarse de forma segura en pacientes que están recibiendo terapias inmunosupresoras. Entre las vacunas inactivadas recomendadas para pacientes con EII que reciben tratamientos inmunosupresores se incluyen la vacuna contra la hepatitis A y B, la vacuna recombinante contra el herpes zóster (Shingrix), la vacuna contra la influenza y la vacuna combinada contra el tétanos, la difteria y la tos ferina (DTaP). Estas vacunas son generalmente seguras, aunque en algunos casos, la eficacia puede estar atenuada en personas que reciben inmunosupresores, debido a la reducción en la función del sistema inmune. A pesar de esta posible disminución en la eficacia, la administración de estas vacunas sigue siendo importante para proteger a los pacientes de infecciones prevenibles que podrían tener consecuencias graves si no se controlan.
Por ejemplo, la hepatitis A y B son infecciones virales que pueden causar daño hepático significativo y complicaciones a largo plazo. La vacunación contra estas enfermedades es especialmente importante en pacientes con EII que pueden estar recibiendo tratamientos inmunosupresores que aumentan el riesgo de infecciones sistémicas. La vacuna contra el herpes zóster es fundamental, ya que los pacientes inmunocomprometidos tienen un mayor riesgo de desarrollar infecciones por el virus del herpes zóster, que puede causar un dolor severo y complicaciones como la neuralgia postherpética. La vacunación anual contra la influenza es igualmente importante, ya que las infecciones respiratorias pueden ser más graves en individuos inmunocomprometidos. Además, las infecciones por neumococo pueden ser mortales en personas con enfermedades crónicas o con sistemas inmunológicos comprometidos, por lo que la vacuna neumocócica está recomendada, especialmente para pacientes mayores de 65 años o aquellos que reciben terapias inmunosupresoras.
Vacunas de virus vivos
Las vacunas de virus vivos, por otro lado, contienen versiones atenuadas de los virus que pueden replicarse en el cuerpo e inducir una respuesta inmune más robusta. Sin embargo, estas vacunas no deben administrarse a pacientes que están recibiendo tratamientos inmunosupresores debido a su mayor riesgo de desarrollar la enfermedad que están diseñadas para prevenir. Esto se debe a que los tratamientos inmunosupresores pueden interferir con la capacidad del sistema inmunológico para controlar la replicación de estos virus atenuados, lo que podría resultar en una infección clínica.
Entre las vacunas de virus vivos que deben evitarse en pacientes inmunocomprometidos se encuentran la vacuna contra la varicela (que previene la infección por el virus de la varicela zóster) y la vacuna combinada contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR, por sus siglas en inglés). Sin embargo, para aquellos pacientes con EII que no han sido vacunados previamente y que no tienen evidencia serológica de haber tenido infecciones previas, estas vacunas deben ser administradas antes de iniciar cualquier tratamiento inmunosupresor. Esto es particularmente importante porque las infecciones por varicela o sarampión pueden ser graves en pacientes inmunocomprometidos, y la vacunación antes de iniciar el tratamiento inmunosupresor puede prevenir complicaciones futuras.
Consideraciones adicionales
La vacunación de los pacientes con EII debe ser parte de un enfoque integral para la prevención de infecciones, especialmente en aquellos que van a comenzar o ya están recibiendo terapias inmunosupresoras. Es crucial realizar una evaluación del estado de vacunación y administrar las vacunas necesarias de manera oportuna, preferentemente antes de iniciar el tratamiento inmunosupresor. En aquellos pacientes que ya están recibiendo inmunosupresores, el uso de vacunas inactivadas sigue siendo seguro, aunque debe considerarse la posible reducción en la respuesta inmune. Además, las vacunas de virus vivos deben evitarse durante el tratamiento inmunosupresor, y solo deben administrarse después de que el paciente haya completado el tratamiento o esté en remisión y se haya evaluado su estado de salud general.
El monitoreo del estado de vacunación debe ser un aspecto rutinario del cuidado de los pacientes con EII. Si bien las infecciones prevenibles por vacunación pueden ser graves en estos pacientes, la vacunación oportuna y adecuada puede ayudar a reducir el riesgo de complicaciones infecciosas graves, mejorando la calidad de vida y reduciendo la morbilidad asociada a las enfermedades infecciosas.
Fuente y lecturas recomendadas:
- Benchimol EI et al. Canadian Association for Gastroenterology clinical practice guideline for immunizations in patients with inflammatory bowel disease—Part 1: live vaccines. Gastroenterology. 2021;161:669. [PMID: 33617891]