La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad autoinmune crónica que afecta principalmente a las articulaciones sinoviales, causando inflamación persistente y progresiva. Afecta aproximadamente al 1% de la población mundial y se caracteriza por la activación del sistema inmunológico contra los propios tejidos del cuerpo, especialmente las membranas sinoviales que recubren las articulaciones.
La inflamación crónica en la AR conduce a la destrucción del cartílago articular, el hueso subyacente y otras estructuras articulares. Este proceso erosivo puede ocasionar deformidades severas, pérdida de la función articular y discapacidad significativa en los pacientes afectados. La destrucción articular puede ser irreversible, lo que limita la capacidad de movimiento y afecta la calidad de vida de manera considerable.
Los hallazgos patológicos en la artritis reumatoide revelan cambios significativos en las articulaciones afectadas que subrayan la naturaleza destructiva y progresiva de la enfermedad. La sinovitis crónica, un hallazgo característico, implica la inflamación persistente de la membrana sinovial que recubre las articulaciones. Esta inflamación conduce a la formación de un tejido inflamatorio anormal conocido como pannus.
El pannus es un tejido sinovial proliferativo que invade y erosiona las estructuras articulares circundantes. Este proceso destructivo afecta el cartílago articular, que gradualmente se erosiona y se pierde, exponiendo el hueso subyacente. Además, el pannus puede extenderse hacia los ligamentos y tendones que estabilizan la articulación, comprometiendo aún más su integridad y función normal.
La erosión del cartílago y del hueso conduce a la pérdida de la arquitectura articular y eventualmente a la deformidad. Esta deformidad puede manifestarse como desviaciones angulares de las articulaciones (como los dedos en «dedos en cuello de cisne» o «dedos en boutonniere» en las manos) o como subluxaciones y anquilosis (fusión) de las articulaciones, limitando severamente el rango de movimiento y la funcionalidad.
Además de la erosión estructural, el proceso inflamatorio en la AR también conlleva la acumulación de líquido sinovial en las articulaciones afectadas, conocido como derrame articular. Este líquido inflamatorio contribuye a la hinchazón articular, la sensación de calor local y la sensibilidad al movimiento, todos síntomas característicos de la inflamación activa en la artritis reumatoide.
La presencia de derrame articular y otros signos de inflamación (como enrojecimiento y calor local) reflejan la actividad y la gravedad de la enfermedad en las articulaciones específicas. Estos hallazgos clínicos y patológicos son cruciales para el diagnóstico y seguimiento de la AR, ya que proporcionan información sobre la progresión de la enfermedad y guían las decisiones terapéuticas.
A parte de los efectos locales en las articulaciones, la inflamación crónica en la AR también tiene implicaciones sistémicas. Puede afectar otros órganos y sistemas del cuerpo, como el corazón, los pulmones, los vasos sanguíneos y la piel. Los pacientes con AR tienen un riesgo aumentado de desarrollar enfermedades cardiovasculares y complicaciones respiratorias, lo cual contribuye a una mayor morbilidad y mortalidad.
En términos de esperanza de vida, varios estudios han demostrado que los pacientes con AR tienen una reducción en la expectativa de vida en comparación con la población general. Esto se debe principalmente a las complicaciones asociadas con la enfermedad, como las enfermedades cardiovasculares mencionadas anteriormente, así como a la mayor susceptibilidad a infecciones y al impacto de los tratamientos inmunosupresores necesarios para controlar la actividad de la enfermedad.
Es crucial destacar que el tratamiento temprano y efectivo puede ayudar a prevenir la progresión de la enfermedad y minimizar el daño articular. Los avances en la terapia biológica y otras opciones de tratamiento han mejorado significativamente el pronóstico para muchos pacientes con AR, permitiéndoles llevar una vida más activa y funcional.

Fuente y lecturas recomendadas:
- Solomon DH et al. Adverse effects of low-dose methotrexate: a randomized trial. Ann Intern Med. 2020;172:369. [PMID: 32066146]
- Fraenkel L et al. 2021 American College of Rheumatology guideline for the treatment of rheumatoid arthritis. Arthritis Care Res (Hoboken). 2021;73:924. [PMID: 34101387]
- Ytterberg SR et al; ORAL Surveillance Investigators. Cardiovascular and cancer risk with tofacitinib in rheumatoid arthritis. N Engl J Med. 2022;386:316. [PMID: 35081280]



Originally posted on 19 de julio de 2024 @ 10:56 PM