Manejo del estado confusional agudo

por Homo medicus · 16 de enero de 2024

El manejo del estado confusional agudo, también conocido como delirio, se basa en identificar y tratar la causa subyacente, proporcionar un entorno seguro y brindar apoyo sintomático al paciente. Se basa en los siguientes estudios y estrategias:

Signos vitales: La evaluación de los signos vitales, como la presión arterial, la frecuencia cardíaca, la frecuencia respiratoria y la temperatura corporal, es fundamental en el diagnóstico y seguimiento del estado confusional agudo. Los cambios en estos parámetros pueden ayudar a identificar posibles causas subyacentes, como infecciones o desequilibrios metabólicos.
Tomografía computarizada (TC) de cabeza: La TC de cabeza es una prueba de imagen que se utiliza para evaluar la estructura cerebral y descartar condiciones como accidente cerebrovascular, hemorragia intracraneal, tumores o lesiones cerebrales traumáticas que puedan estar causando el estado confusional agudo.
Laboratorios: Se pueden solicitar análisis de laboratorio para evaluar los electrolitos en sangre, incluyendo sodio, potasio, calcio y fósforo. También se pueden medir los niveles de urea, creatinina y glucosa en sangre. Además, se pueden realizar pruebas adicionales como un hemograma completo, pruebas de función hepática, amoníaco en sangre, análisis de orina y gasometría arterial para evaluar el estado metabólico y descartar causas subyacentes.
Punción lumbar: En casos en los que se sospecha meningitis o encefalitis, se puede realizar una punción lumbar para obtener una muestra de líquido cefalorraquídeo y evaluar los marcadores de inflamación y la presencia de organismos infecciosos.
Electroencefalograma (EEG): El EEG es una prueba no invasiva que registra la actividad eléctrica del cerebro. Se utiliza para evaluar la presencia de actividad epiléptica y crisis epilépticas no convulsivas que pueden estar contribuyendo al estado confusional agudo.

Manejo del estado confusional agudo:

Establecer y mantener el ABC (vía aérea, respiración, circulación): El manejo inicial se enfoca en asegurar una vía aérea permeable, mantener la respiración adecuada y estabilizar la circulación. Se pueden tomar medidas para garantizar una adecuada oxigenación y perfusión del cerebro.
Tiamina intravenosa (IV): La administración de tiamina IV, generalmente en una dosis de 100 mg, se realiza antes de la administración de glucosa para prevenir la encefalopatía de Wernicke aguda, especialmente en pacientes con sospecha de deficiencia de tiamina, como aquellos con consumo crónico de alcohol.
Administración de glucosa: Se administra una solución de glucosa al 50% (25 g de bolo IV) para corregir o prevenir la hipoglucemia, especialmente si existe sospecha de que sea la causa del estado confusional agudo.
Naloxona: Si se sospecha intoxicación por opioides y el paciente presenta coma, se puede administrar naloxona en una dosis de 0.2-0.4 mg por vía intravenosa en bolos fraccionados para revertir los efectos de los opioides y mejorar el nivel de conciencia. Es importante tener precaución y monitorear al paciente, ya que la administración de naloxona puede desencadenar síntomas de abstinencia o conducir a un estado confusional mayor.
Identificar y tratar la causa desencadenante: Se debe realizar una evaluación exhaustiva para identificar la causa subyacente del estado confusional agudo. Esto puede implicar tratar infecciones, corregir desequilibrios metabólicos, ajustar medicamentos o abordar cualquier otra condición o factor desencadenante.
Flumazenil: En ciertos casos, cuando se sospecha que las benzodiacepinas son responsables del estado confusional agudo, se puede considerar el uso de flumazenil. Se administra en dosis de 0.2 mg IV y se puede repetir hasta tres veces con intervalos cortos. Sin embargo, es importante tener precaución al usar flumazenil en pacientes que han tomado benzodiacepinas por períodos prolongados, ya que puede desencadenar convulsiones en este grupo de pacientes.