Agentes biológicos en tratamientos dirigidos

Agentes biológicos en tratamientos dirigidos
Agentes biológicos en tratamientos dirigidos

Los agentes biológicos han desempeñado un papel fundamental como tratamientos dirigidos, y entre ellos, destacan las proteínas recombinantes, una clase de fármacos ampliamente empleada en la práctica clínica. En este grupo se incluyen citocinas, interferones, factores de crecimiento y factores estimulantes de colonias, cada uno diseñado para abordar necesidades terapéuticas específicas.

Ejemplos notables de estas proteínas recombinantes son los factores estimulantes de las colonias de granulocitos, como filgrastim y lenograstim, que se utilizan de manera efectiva para tratar la neutropenia, estimulando la producción de glóbulos blancos y fortaleciendo el sistema inmunológico. Otro representante es la IL-2 (aldesleucina), una proteína recombinante aprobada para el tratamiento del melanoma y del carcinoma de células renales. Su función radica en activar respuestas inmunitarias específicas contra las células cancerosas, marcando así un avance significativo en la inmunoterapia contra el cáncer.

Adicionalmente, dentro de la categoría de agentes biológicos como tratamientos dirigidos, se encuentran los mediadores endocrinos clásicos, como la hormona de crecimiento. Esta hormona, al unirse a receptores específicos y activar vías de señalización intracelular, regula el crecimiento y el desarrollo. Su aplicación terapéutica se centra en trastornos del crecimiento en niños y deficiencias de hormona de crecimiento en adultos, subrayando la diversidad de aplicaciones de los tratamientos dirigidos en la medicina actual.

Dentro del sistema inmunológico humano, además de las citocinas, se generan naturalmente antagonistas que regulan estas moléculas. Un ejemplo ejemplar es la anakinra, una forma recombinante de la proteína endógena, siendo un antagonista del receptor de la interleucina-1 (IL-1). Este fármaco, análogo a la proteína natural, actúa bloqueando la unión de la IL-1 a su receptor, inhibiendo de esta manera la señalización celular. La diferencia radica en la adición de un aminoácido terminal en la anakinra. Aprobada para tratar la artritis reumatoide y ciertos síndromes inflamatorios infantiles, la anakinra representa una herramienta terapéutica clave para abordar respuestas inmunológicas desreguladas.

Otro enfoque importante en el ámbito de los agentes biológicos son los anticuerpos monoclonales, obtenidos originalmente de ratones mediante la tecnología de hibridomas. El primer hito en esta categoría fue el OKT3, una inmunoglobulina G (IgG) murina desarrollada en 1985. Este anticuerpo monoclonal, dirigido específicamente contra los linfocitos T, fue aprobado para prevenir el rechazo en trasplantes. Este avance supuso un cambio significativo en la gestión de respuestas inmunológicas adversas asociadas con los procedimientos de trasplante, marcando el inicio de una era en la que los anticuerpos monoclonales se convirtieron en herramientas esenciales para abordar condiciones médicas específicas con mayor precisión.

Refinamientos avanzados mediante técnicas de desarrollo de fagos llevaron a la creación de inmunoglobulinas G (IgG) monoclonales completamente humanizadas, siendo el adalimumab un ejemplo pionero. Aprobado en 2002 para el tratamiento de la artritis reumatoide, este fármaco también se utiliza en pacientes con artritis psoriásica, espondilitis anquilosante y enfermedades inflamatorias intestinales. Su diseño completamente humanizado representa un avance significativo al minimizar las respuestas inmunológicas adversas, ofreciendo una terapia más específica y efectiva para trastornos autoinmunes e inflamatorios.

Una variante innovadora en el tratamiento con anticuerpos monoclonales (ACm) es la creación de conjugados de fármacos y anticuerpos. En este enfoque, otras moléculas, incluyendo pequeñas moléculas, se unen químicamente a los anticuerpos. La FDA ha aprobado solo cuatro de estos agentes, y entre ellos, brentuximab vedotina y trastuzumab emtansina han llegado al mercado. Brentuximab vedotina se emplea en el linfoma de Hodgkin y se dirige contra CD30, utilizando un anticuerpo acoplado a auristatina monometilo E para eliminar las células. Trastuzumab emtansina, por otro lado, se dirige al HER2 de las células cancerosas, combinando un anticuerpo con una “cabeza de combate” para inducir la muerte celular. Estos conjugados representan estrategias terapéuticas novedosas y específicas en el tratamiento del cáncer, fusionando la selectividad de los anticuerpos con la potencia de los fármacos.

Agentes biológicos en tratamientos dirigidos

Agentes biológicos en tratamientos dirigidos

Estos avances en el desarrollo de anticuerpos monoclonales, desde su completa humanización hasta la creación de conjugados con fármacos, demuestran la continua evolución y sofisticación de las terapias biológicas para abordar diversas enfermedades, desde trastornos autoinmunes hasta formas específicas de cáncer.

Una estrategia distintiva en el desarrollo de agentes biológicos terapéuticos involucra la fusión con proteínas, donde muchos de estos agentes incorporan receptores fusionados con otras proteínas humanas, como la porción Fc de las inmunoglobulinas. Un ejemplo precursor de esta tecnología es el etanercept, aprobado en 2002 para tratar la artritis reumatoide, que combina el receptor humano del TNF-α con la porción Fc humana de la molécula de IgG. Esta fusión actúa como un señuelo, interfiriendo con la unión de citocinas y bloqueando la señalización inflamatoria.

Otra estrategia innovadora implica el injerto de péptidos biológicamente activos en el dominio Fc de la IgG, como se observa en el romiplostim. Este fármaco, aprobado para el tratamiento de la trombocitopenia inmunitaria, representa un enfoque único para estimular la producción de plaquetas.

Las moléculas de fusión con citocinas también han sido exploradas, como en el caso de la IL-2 unida a un péptido de la toxina de la difteria. Aunque inicialmente aprobada para el tratamiento del linfoma de células T cutáneo, la retirada del mercado de esta terapia evidencia los desafíos y riesgos asociados con este enfoque, especialmente en términos de toxicidades.

En el ámbito de la terapia génica, una clase más reciente de agentes biológicos son las Células T-Receptor de Antígeno Quimérico (CAR), diseñadas para dirigirse específicamente a células tumorales. El tisagenlecleucel, aprobado por la FDA en 2017, representa un hito al ser el primer ejemplo de células vivas creadas por ingeniería. Estas células T-CAR, dirigidas contra el CD19 en células B, simbolizan una nueva frontera en la terapia génica y la ingeniería celular.

Estos enfoques diversificados en el desarrollo de agentes biológicos subrayan la versatilidad y la continua evolución en la búsqueda de terapias más específicas y efectivas para abordar diversas condiciones médicas, desde trastornos autoinmunes hasta el tratamiento del cáncer.

 

Homo medicus

 


 

¡Gracias por visitarnos!

 

 
Anatomía del hígado

Anatomía del hígado

Síguenos en X: @el_homomedicus  y @enarm_intensivo    

🟥     🟪     🟨     🟧     🟩     🟦

APRENDER CIRUGÍA

¿De cuánta utilidad te ha parecido este contenido?

¡Haz clic en una estrella para puntuarlo!

Promedio de puntuación 0 / 5. Recuento de votos: 0

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este contenido.

Ya que has encontrado útil este contenido...

¡Sígueme en los medios sociales!

Avatar del usuario

Homo medicus

Conocimiento médico en evolución...

También te podría gustar...