La fiebre reumática es un trastorno inmunitario sistémico que es secuela de la infección de la faringe por estreptococos ß-hemolíticos.
Los signos de fiebre reumática aguda por lo común comienzan dos a tres semanas después de la infección, pero a veces surgen incluso una semana después o cinco semanas más tarde.
La incidencia máxima de fiebre reumática se sitúa entre los cinco y 15 años; es rara antes de los cuatro años o después de los 40 años de edad.
Afección cardiaca
La carditis y la valvulitis reumáticas pueden ceder por sí solas o culminar en una deformidad valvular de evolución lenta. La lesión característica de la fiebre reumática es una reacción granulomatosa perivascular con vasculitis.
En la fiebre reumática hay ataque agudo a la válvulas cardiacas:
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- válvula mitral, en el 75 a 80% de los casos.
- válvula aórtica, en el 30% de los casos.
- válvulas tricúspide y pulmonar en menos de 5% de los casos.
La cardiopatía reumática crónica es consecuencia de un ataque aislado o repetido de fiebre reumática que originan rigidez y deformación de las valvas, fusión de las comisuras y acortamiento y fusión de las cuerdas tendinosas. En la cardiopatía reumática surgen estenosis o insuficiencia valvulares y a menudo los dos trastornos coexisten.
En la cardiopatía reumática crónica se afecta sólo la válvula mitral en 50 a 60% de los casos y las lesiones combinadas de las válvulas aórtica y mitral se observan en 20%, en tanto que son menos frecuentes las lesiones aórticas puras. En casi 10% de los casos de fiebre reumática crónica hay afectación de la válvula tricúspide, pero sólo en presencia de afectación de la mitral o de la aorta. A largo plazo la fiebre reumática rara vez se afecta la válvula pulmonar.
Hay mayor posibilidad de que la carditis por fiebre reumática se manifieste en niños y adolescentes. El episodio inicial de fiebre reumática por lo común se evita con el tratamiento oportuno de la faringitis por estreptococos con penicilina. Los episodios iniciales de la fiebre reumática pueden durar meses en niños y semanas en adultos. La tasa de mortalidad inmediata es de 1 a 2%.
La carditis reumática persistente con cardiomegalia, insuficiencia cardiaca y pericarditis conlleva un mal pronóstico.
En países en desarrollo, la fiebre reumática aguda se presenta en etapas más tempranas de la vida y reaparece con mayor frecuencia, por lo que evoluciona hasta llegar a la valvulopatía crónica.
