¿Cuál es la función del cólon?
El colon, también conocido como intestino grueso, es la última parte del tracto digestivo y se extiende desde el íleon terminal hasta el ano. Su longitud varía entre 1,5 y 1,8 metros en los adultos y está dividido en varias partes: el ciego, el colon ascendente, el colon transverso, el colon descendente, el colon sigmoide y el recto.
El ciego es una bolsa en forma de saco que se encuentra en la parte inferior derecha del abdomen. Está conectado al íleon terminal a través de la válvula ileocecal. El colon ascendente se encuentra en el lado derecho del abdomen y asciende hasta la altura del hígado. El colon transverso cruza la cavidad abdominal desde el lado derecho hasta el izquierdo, pasando por debajo del estómago y del bazo. El colon descendente se encuentra en el lado izquierdo del abdomen, desciende hasta la pelvis y luego se convierte en el colon sigmoide. El colon sigmoide tiene forma de “S” y se encuentra en la pelvis. Se une al recto, que es la parte final del tracto digestivo, que termina en el ano.
El colon tiene una pared muscular gruesa y una mucosa que contiene numerosas criptas de Lieberkühn, que son estructuras glandulares que producen moco y sustancias que ayudan a mantener un ambiente óptimo para el microbioma intestinal. También contiene una gran cantidad de células inmunitarias, incluyendo linfocitos y células plasmáticas, que ayudan a regular las respuestas inmunitarias en el tracto intestinal.
El colon es la última sección del tracto digestivo y tiene como función principal absorber agua, electrolitos y nutrientes importantes de los desechos alimentarios que quedan después de que se hayan absorbido la mayoría de los nutrientes en el intestino delgado. Esto permite que la materia fecal se seque y se vuelva más sólida, reduciendo su volumen de aproximadamente 1,000 a 1,500 ml a solo 100-200 ml que se expulsan por el recto.
Además, el colon está colonizado por una gran cantidad de bacterias, conocidas como la microbiota intestinal, que juegan un papel importante en la fermentación de los carbohidratos no digeribles y las fibras en ácidos grasos de cadena corta. Estos ácidos grasos proporcionan energía adicional para el cuerpo y ayudan a mantener un ambiente saludable en el colon.
El microbioma intestinal, que se refiere a la comunidad de microorganismos que habitan en el tracto gastrointestinal, tiene una serie de funciones importantes en la modulación de la actividad inmunitaria y fisiológica.
En cuanto a la actividad inmunitaria, se sabe que el microbioma intestinal es un componente clave del sistema inmunológico innato del cuerpo, ayudando a proteger contra la invasión de patógenos y otros agentes externos. El microbioma intestinal es capaz de regular la función de células inmunitarias específicas, como los linfocitos, para mantener la homeostasis del sistema inmunitario. Además, el microbioma también ayuda a regular la producción de anticuerpos en respuesta a los patógenos.
En cuanto a la actividad fisiológica, se ha descubierto que el microbioma intestinal puede influir en el metabolismo energético y la regulación del peso corporal. La fermentación de los carbohidratos no digeribles por parte de las bacterias intestinales produce ácidos grasos de cadena corta (AGCC), que son una importante fuente de energía para las células epiteliales intestinales y otros tejidos. Además, se ha demostrado que ciertas especies de bacterias intestinales están implicadas en la regulación de la absorción de nutrientes, la producción de vitaminas y la síntesis de neurotransmisores.
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