Manifestaciones de disfunción hepática en la cirrosis

Manifestaciones de disfunción hepática en la cirrosis
Manifestaciones de disfunción hepática en la cirrosis

La cirrosis hepática es una enfermedad caracterizada por la formación de cicatrices y nódulos regenerativos en el hígado, lo que conduce a una disfunción hepatocelular significativa. Esta disfunción hepática tiene múltiples consecuencias en el organismo, y aquí se explican ampliamente tres de las principales manifestaciones de la disfunción hepatocelular en la cirrosis:

Ictericia: La ictericia es un síntoma común en la cirrosis y se produce debido a la incapacidad del hígado para procesar y eliminar adecuadamente la bilirrubina, un producto de desecho de la degradación de la hemoglobina en los glóbulos rojos. En condiciones normales, la bilirrubina se convierte en una forma soluble en agua en el hígado para ser excretada en la bilis y luego eliminada en las heces.

En la cirrosis, la función hepatocelular comprometida impide el procesamiento eficiente de la bilirrubina, lo que lleva a su acumulación en el torrente sanguíneo. Como resultado, los niveles de bilirrubina en la sangre aumentan, lo que se manifiesta clínicamente como ictericia. La ictericia se caracteriza por la coloración amarilla de la piel, las mucosas y los ojos debido a la presencia de bilirrubina en tejidos y fluidos corporales.

Trastornos de la coagulación e hipoalbuminemia: El hígado es responsable de producir proteínas esenciales para el sistema de coagulación sanguínea, incluyendo varios factores de coagulación. En la cirrosis, la disfunción hepatocelular afecta la síntesis de estos factores de coagulación, lo que puede resultar en trastornos de la coagulación. Los pacientes con cirrosis pueden tener una disminución en la producción de factores de coagulación, lo que aumenta el riesgo de sangrado y puede prolongar el tiempo de coagulación.

Además, el hígado es responsable de producir albúmina, una proteína importante que contribuye a mantener el equilibrio de líquidos entre los vasos sanguíneos y los tejidos. En la cirrosis, la función hepatocelular deficiente lleva a una disminución en la síntesis de albúmina, lo que conduce a una condición conocida como hipoalbuminemia. La hipoalbuminemia puede resultar en retención de líquidos en los tejidos, especialmente en el abdomen, lo que contribuye a la formación de ascitis, una acumulación de líquido en la cavidad abdominal.

Encefalopatía portosistémica: La encefalopatía portosistémica, también conocida como encefalopatía hepática, es una complicación neurológica grave que se asocia con la cirrosis y la hipertensión portal. La hipertensión portal, que es causada por la cirrosis, conduce a una desviación del flujo sanguíneo portal hacia otras venas y vasos colaterales, incluyendo los que van hacia el sistema nervioso central.

La disfunción hepatocelular en la cirrosis provoca que toxinas y productos de desecho, como el amonio, no sean eliminados adecuadamente del organismo. Estas sustancias tóxicas se acumulan en el cerebro y pueden causar daño cerebral y alteraciones en la función cognitiva, lo que se manifiesta como encefalopatía portosistémica. Los pacientes con esta complicación pueden experimentar cambios en el estado mental, confusión, desorientación, alteraciones del sueño y, en casos graves, coma.

 

 

 

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Anatomía del hígado

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