Pérdida auditiva neurosensorial

Pérdida auditiva neurosensorial
Pérdida auditiva neurosensorial

La pérdida auditiva neurosensorial es un tipo común de deterioro auditivo que afecta tanto a adultos como a niños, caracterizándose por alteraciones en el funcionamiento del sistema auditivo a nivel del oído interno y/o de las vías auditivas centrales del cerebro.

La cóclea, situada en el oído interno, es fundamental en la detección y transducción de estímulos sonoros en señales eléctricas que el cerebro puede interpretar. Este órgano sensorial contiene células ciliadas sensoriales en el órgano de Corti, que son cruciales para convertir las vibraciones sonoras en impulsos nerviosos que se transmiten al cerebro a través del nervio auditivo. La pérdida auditiva neurosensorial ocurre típicamente cuando estas células ciliadas se dañan o mueren, dificultando la percepción de ciertos rangos de frecuencias auditivas.

La forma más prevalente de pérdida auditiva neurosensorial es la relacionada con la edad, conocida como presbiacusia, que se presenta gradualmente con el envejecimiento. Este tipo de pérdida auditiva suele comenzar afectando las frecuencias altas y puede progresar con el tiempo a frecuencias más bajas. Factores genéticos y ambientales pueden influir en su desarrollo.

Además del envejecimiento, hay múltiples causas potenciales de pérdida auditiva neurosensorial. La exposición crónica al ruido intenso, como en ambientes laborales ruidosos o por el uso de auriculares a volúmenes altos, puede dañar las células ciliadas y las estructuras asociadas en la cóclea. Traumatismos craneales severos que afectan directamente al oído interno también pueden ser responsables de este tipo de pérdida auditiva.

Otro factor importante son los medicamentos ototóxicos, como ciertos tipos de antibióticos y medicamentos utilizados en quimioterapia (por ejemplo, el cisplatino), que pueden tener efectos nocivos directos sobre las células sensoriales auditivas y las estructuras asociadas. Además, enfermedades sistémicas como la diabetes, enfermedades autoinmunes o infecciones virales graves pueden contribuir a la pérdida auditiva neurosensorial.

La pérdida auditiva neurosensorial puede manifestarse de forma gradual en la mayoría de los casos, pero también puede presentarse de manera repentina, lo que constituye una condición conocida como pérdida auditiva neurosensorial súbita. Esta última se considera una emergencia otológica debido a su aparición abrupta y a menudo inexplicada. La pérdida auditiva súbita idiopática es un fenómeno donde la audición disminuye significativamente en un período corto, a veces en cuestión de horas o días, sin una causa clara identificada.

Las causas exactas de la pérdida auditiva neurosensorial súbita no siempre son evidentes, pero se postulan diversos factores como posibles desencadenantes, incluyendo problemas circulatorios, inflamatorios o víricos que afectan la cóclea o el nervio auditivo. El tratamiento temprano es crucial y puede incluir la administración de corticosteroides, ya sea por vía oral o directamente en el oído medio (intratimpánicos), dentro de un período de tiempo crítico que generalmente abarca varias semanas desde el inicio de los síntomas. Esta intervención busca reducir la inflamación y mejorar las probabilidades de recuperación auditiva.

En casos donde la pérdida auditiva neurosensorial se vuelve crónica y severa a profunda debido a déficits en el oído interno, como la pérdida de células ciliadas sensoriales, las opciones de tratamiento pueden incluir la cirugía. La implantación coclear es una intervención quirúrgica altamente efectiva para personas con pérdida auditiva neurosensorial profunda que no se benefician adecuadamente de los audífonos convencionales. Este procedimiento implica la inserción de un dispositivo electrónico que estimula directamente el nervio auditivo, permitiendo al cerebro interpretar señales sonoras.

Además de las causas periféricas (afectación del oído interno), la pérdida auditiva neurosensorial también puede estar relacionada con déficits a nivel de la vía auditiva central, que incluyen lesiones que comprometen el octavo nervio craneal, los núcleos auditivos, los tractos ascendentes o la corteza auditiva en el cerebro. Ejemplos de condiciones que pueden afectar la vía auditiva central incluyen el neuroma acústico (tumor benigno del nervio auditivo), la esclerosis múltiple (enfermedad autoinmune que afecta la mielina de los nervios) y la neuropatía auditiva (daño nervioso auditivo).

El diagnóstico de pérdida auditiva neurosensorial se realiza mediante pruebas audiométricas que evalúan la capacidad auditiva en diferentes frecuencias y niveles de intensidad. El tratamiento depende de la causa subyacente y puede incluir el uso de audífonos para amplificar el sonido o, en casos más severos, implantes cocleares que estimulan directamente el nervio auditivo.

 

 

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