¿Cómo afecta la hipertensión al corazón y al cerebro?

¿Cómo afecta la hipertensión al corazón y al cerebro?
¿Cómo afecta la hipertensión al corazón y al cerebro?

La hipertensión es un factor independiente y predisponente de la insuficiencia cardiaca, la arteriopatía coronaria y la apoplejía (accidente cerebrovascular) además de nefropatías y arteriopatías periféricas.

 

CORAZÓN

Las cardiopatías constituyen la causa más común de muerte en los pacientes con hipertensión. La cardiopatía por hipertensión es el resultado de adaptaciones estructurales y funcionales que culminan en hipertrofia de ventrículo izquierdo, insuficiencia cardiaca congestiva, anormalidades del flujo sanguíneo por arteriopatía coronaria aterosclerótica y enfermedad microvascular, así como arritmias cardiacas.

Los sujetos con hipertrofia del ventrículo izquierdo están expuestos a un mayor peligro de cardiopatía coronaria, apoplejía, insuficiencia cardiaca congestiva y de muerte súbita.

Con un control intensivo de la hipertensión es posible que la hipertrofia de ventrículo izquierdo muestre regresión o se revierta y con ello aminore el riesgo de enfermedad cardiovascular.

La insuficiencia congestiva cardiaca pudiera depender de disfunción sistólica, diastólica o una combinación de ambas. Las anomalías de la función diastólica varían desde la cardiopatía asintomática hasta la insuficiencia cardiaca manifiesta y son comunes en los individuos hipertensos.

Un tercio de personas con insuficiencia cardiaca congestiva presentan función sistólica normal pero diastólica anormal. La disfunción diastólica es consecuencia temprana de una cardiopatía que depende de la hipertensión y es exacerbada por hipertrofia del ventrículo izquierdo e isquemia.

El cateterismo cardiaco permite la valoración más precisa de la función diastólica o puede valorarse  por medio de algunos métodos no penetrantes que incluyen ecocardiografía y angiografía con radionúclidos.

 

CEREBRO

La apoplejía (o accidente cerebrovascular) es la segunda causa de muerte más frecuente a nivel mundial. El factor de mayor peso en el riesgo de que surja la apoplejía es la hipertensión arterial.

Un 85% de las apoplejías proviene de infarto y, el resto, de hemorragia intracerebral o subaracnoidea. La incidencia de la apoplejía aumenta progresivamente conforme lo hacen las cifras de presión arterial, en particular la presión sistólica en personas >65 años.

El tratamiento de la hipertensión disminuye la incidencia de accidentes isquémicos o hemorrágicos. La hipertensión también se ha acompañado de deficiencias en las funciones cognitivas en la población de ancianos. Existe un vínculo entre la hipertensión en la etapa media de la vida y el deterioro cognitivo de la etapa ulterior. La deficiencia cognitiva y la demencia por hipertensión pueden ser consecuencia de un gran infarto causado por oclusión de un vaso “estratégico” de mayor calibre o múltiples infartos lagunares causados por enfermedad oclusiva de vasos finos que culmina en isquemia de la sustancia blanca subcortical.

El tratamiento con antihipertensores brinda efectos beneficiosos en la función cognitiva.

El flujo sanguíneo cerebral no cambia dentro de límites amplios de tensiones arteriales (presión media, de 50 a 150 mmHg) y ello se debe a un fenómeno llamado autorregulación del flujo sanguíneo. En individuos con el síndrome clínico de hipertensión maligna, la encefalopatía depende de la falla de la autorregulación de la corriente cerebral en el límite superior de lo normal, con lo cual hay vasodilatación y exceso de riego.

Los signos y síntomas de encefalopatía por hipertensión también incluyen cefalea intensa, náusea y vómito (a manera de proyectil), signos neurológicos focales y alteraciones en el estado psíquico.

La encefalopatía hipertensiva sin tratamiento puede evolucionar y llegar al estupor, el coma, las convulsiones y la muerte, en término de horas.

Es importante diferenciarla de otros síndromes neurológicos que pueden acompañarse de hipertensión como isquemia cerebral, accidente hemorrágico o trombótico, trastornos convulsivos, masas patológicas, hipertensión intracraneal, delirium tremens, meningitis, porfi ria intermitente aguda, daño postraumático o químico del cerebro y encefalopatía isquémica.

 

 

 

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