¿De dónde proviene la bilirrubina?
La bilirrubina es un pigmento amarillo que se forma como resultado de la degradación del grupo hemo presente en las hemoproteínas, un tipo de proteínas que juegan un papel crucial en el transporte y metabolismo del oxígeno en el organismo. Este proceso es parte del catabolismo de la hemoglobina, la molécula responsable de transportar el oxígeno en los glóbulos rojos.
En adultos sanos, se produce aproximadamente 4 mg de bilirrubina por kilogramo de peso corporal al día. La mayor parte de esta bilirrubina, entre el 70% y el 90%, proviene de la degradación de la hemoglobina presente en los glóbulos rojos. Estos eritrocitos son fagocitados y destruidos por células fagocíticas mononucleares en el sistema reticuloendotelial, especialmente en órganos como el bazo, el hígado y la médula ósea.
El restante porcentaje se origina a partir de otras hemoproteínas no hemoglobínicas presentes en el cuerpo, como la mioglobina, el citocromo P450, la catalasa y la peroxidasa. Estas proteínas participan en diversas funciones metabólicas y se encuentran principalmente en el hígado. Una pequeña fracción de bilirrubina también puede ser resultado de la eritropoyesis ineficaz, un proceso en el cual los eritrocitos de nueva formación se destruyen prematuramente en la médula ósea.
La bilirrubina no solo es un subproducto de la vía de degradación del hemo, sino que también actúa como un antioxidante endógeno en las células extrahepáticas donde se produce. Este papel antioxidante es importante para proteger las células del estrés oxidativo, que puede estar asociado con la producción de radicales libres y otras especies reactivas de oxígeno.
La conversión del hemo en bilirrubina ocurre en dos fases. En la primera fase, la enzima microsómica hemooxigenasa abre la molécula de hemo en el carbono del puente α. Este proceso da como resultado la formación equimolar de monóxido de carbono y biliverdina, un tetrapirrol verde que es atóxico e hidrosoluble. En aves, reptiles y anfibios, la biliverdina es el principal metabolito del hemo excretado.
En mamíferos, la biliverdina no atraviesa la placenta. Para permitir su eliminación transplacentaria, la biliverdina se reduce a bilirrubina mediante la acción de una segunda enzima llamada biliverdina reductasa. Este proceso facilita la excreción de esta del feto a la circulación materna, donde puede ser eliminada por el hígado de la madre.
La bilirrubina no conjugada producida en la periferia se transporta al hígado a través del plasma. Debido a su insolubilidad en medios acuosos, se mantiene en solución mediante una unión estrecha, aunque reversible, a la albúmina, una proteína transportadora en el plasma. Este transporte de la bilirrubina al hígado es crucial para su procesamiento y eliminación adecuados del organismo, evitando la acumulación de bilirrubina no conjugada en la sangre, lo que podría tener consecuencias clínicas.
Diversos compuestos, como salicilatos, sulfamidas, furosemida y agentes de contraste radiográfico, tienen la capacidad de desplazar competitivamente a la bilirrubina de sus sitios de fijación en la molécula de albúmina. Este fenómeno, aunque tiene escasa significación clínica en adultos, puede ser relevante en el caso de los recién nacidos, donde el aumento de la concentración de bilirrubina no fijada eleva el riesgo de kerníctero.
En términos más sencillos, la bilirrubina, al ser transportada en la sangre, se une a la albúmina para mantenerse en solución. Sin embargo, ciertos compuestos, como los mencionados, pueden competir con la bilirrubina por estos sitios de unión en la albúmina. Este desplazamiento competitivo podría liberar bilirrubina no fijada en la sangre.
En adultos sanos, este fenómeno generalmente no tiene consecuencias clínicas significativas, ya que el organismo puede manejar eficientemente la bilirrubina. Sin embargo, en el caso de los recién nacidos, el aumento de la concentración de bilirrubina no fijada en la sangre puede aumentar el riesgo de kerníctero. El kerníctero es una condición en la que se acumula bilirrubina en los tejidos, incluyendo el cerebro, y puede causar ictericia y problemas neurológicos en los recién nacidos. Por lo tanto, es crucial monitorear cuidadosamente los niveles de bilirrubina en los recién nacidos y considerar la influencia de sustancias que puedan desplazarla de la albúmina.
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