MERS: Síndrome respiratorio de oriente medio

MERS: Síndrome respiratorio de oriente medio
MERS: Síndrome respiratorio de oriente medio

El síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) es una enfermedad respiratoria ocasionada por el coronavirus del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV). Este virus pertenece a la familia de los coronavirus, que también incluye el virus del resfriado común y el coronavirus responsable del síndrome respiratorio agudo grave (SARS).

Los individuos afectados por el MERS suelen tener antecedentes de residencia o viaje al Medio Oriente, especialmente a regiones como Arabia Saudita. Además, el contacto con personas que han estado en estas áreas se identifica como un factor de riesgo.

La transmisión del virus se presume principalmente por contacto directo o indirecto con gotículas infectantes generadas por las vías respiratorias, como la tos o los estornudos. Esta forma de propagación destaca la importancia del distanciamiento y la higiene para prevenir la infección.

El reservorio principal del MERS-CoV se ha identificado en los camellos, con estudios que muestran una conexión significativa entre el contacto con rebaños de dromedarios y los casos de MERS en humanos. Se cree que las secreciones respiratorias de estos animales son una fuente clave de transmisión.

Además, la leche cruda de camello se considera una fuente potencial de infección por el MERS-CoV. Esta perspectiva se basa en investigaciones que sugieren que el contacto con productos derivados de camellos, incluida su leche, podría aumentar el riesgo de contraer la enfermedad.

En conjunto, el MERS presenta una compleja interconexión entre la epidemiología, la transmisión animal-humano y las posibles fuentes de infección, destacando la importancia de comprender y abordar diversos aspectos para prevenir y controlar esta enfermedad respiratoria.

MERS: Síndrome respiratorio de oriente medio

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Manifestaciones clínicas del MERS

El síndrome respiratorio de Oriente Medio se caracteriza por ser un trastorno respiratorio agudo, cuyas manifestaciones más frecuentes abarcan fiebre (presente en el 98% de los casos), tos (en el 83% de los casos) y disnea (que afecta al 72% de los pacientes). En adición, se observan con frecuencia escalofríos y la sensación anormal de frío, experimentados por un considerable 87% de los afectados. Estos síntomas contribuyen a la sensación general de malestar asociada con la enfermedad.

En ciertos pacientes podría no presentarse la fiebre, lo que incluye individuos muy jóvenes, de edad muy avanzada, con inmunodepresión o que reciben ciertos fármacos.

Cabe destacar que el MERS no se limita únicamente al sistema respiratorio, ya que también puede manifestarse con síntomas gastrointestinales. Entre estos, la diarrea es la más común, afectando al 26% de los pacientes, seguida de náuseas y dolor abdominal. En algunos casos, estos síntomas del tracto digestivo pueden surgir antes de los síntomas respiratorios, complicando el diagnóstico temprano.

Es interesante señalar que, a pesar de la gravedad potencial del MERS, se han registrado casos leves y, en algunos casos, incluso asintomáticos. Esta variabilidad en la presentación clínica agrega una capa de complejidad al manejo y diagnóstico de la enfermedad, ya que individuos aparentemente sanos pueden ser portadores del virus y contribuir a su propagación.

En conjunto, el MERS, causado por el MERS-CoV, manifiesta una amplia gama de síntomas, tanto respiratorios como gastrointestinales, y su capacidad para presentarse de manera leve o asintomática subraya la importancia de la vigilancia y el control rigurosos para prevenir la propagación de esta enfermedad respiratoria.

 

Exámenes complementarios
  • Signos Hematológicos: Los signos hematológicos en el MERS incluyen trombocitopenia (disminución del número de plaquetas en la sangre), linfopenia (disminución del número de linfocitos) y, en algunos casos, linfocitosis (aumento del número de linfocitos). Estos cambios en los componentes sanguíneos pueden ser indicativos de la respuesta del cuerpo a la infección.
  • Incremento Moderado de Enzimas Hepáticas y Lactato Deshidrogenasa: Se han identificado incrementos moderados en la concentración de enzimas hepáticas, como AST (aspartato aminotransferasa) y ALT (alanina aminotransferasa), así como de lactato deshidrogenasa (LDH). Estos cambios pueden reflejar el impacto del virus en el hígado y otros tejidos.
  • Hallazgos en Radiografías de Tórax: En cuanto a las radiografías de tórax, es casi inevitable observar anormalidades. Se pueden identificar intensificación de la trama broncovascular, infiltrados o consolidaciones irregulares, cambios intersticiales, opacidades reticulares y nodulares, derrames pleurales y opacificación total de los pulmones.
  • Opacificaciones en Vidrio Despulido y Consolidación Pulmonar: Entre los hallazgos más comunes en las radiografías de tórax se encuentran las opacificaciones en vidrio despulido y la consolidación pulmonar. Estos patrones radiológicos son característicos de las infecciones respiratorias graves y reflejan la afectación de los tejidos pulmonares.
  • Cargas Virales y Métodos de Análisis: Las cargas virales más elevadas en el MERS se encuentran comúnmente en muestras de las vías respiratorias bajas, que incluyen líquido de lavado broncoalveolar, esputo y aspirados traqueales. El análisis de estas muestras se realiza mediante la técnica de reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (RT-PCR), que permite la detección específica del material genético del virus. El diagnóstico de MERS-Cov sigue siendo una gran preocupación en la mayoría de los laboratorios de diagnóstico. Hasta la fecha, la reacción en cadena de la polimerasa en tiempo real (RT-PCR) es el pilar principal para el diagnóstico del MERS-CoV.

 

Tratamiento

No existe un tratamiento farmacológico específico para el MERS y el tratamiento de apoyo es el pilar de la gestión. Las recomendaciones basadas en la evidencia para el tratamiento proporcionan la base para la toma de decisiones en entornos clínicos.

El MERS-CoV se inhibe fácilmente por los interferones de tipo 1 (IFN-α y especialmente IFN-β) en células cultivadas, e IFN-α2b combinados con ribavirina pueden disminuir la lesión pulmonar y reducir los títulos pulmonares cuando se administra a macacos rhesus dentro de las 8 horas de la inoculación del virus. Esta combinación se probó en pacientes gravemente enfermos, mostrando una mejora en la supervivencia a los 14 días, pero no 28 días, posiblemente como resultado de la administración en las etapas avanzadas de la enfermedad.

Varios medicamentos inhiben el MERS-CoV en el cultivo celular, incluida la ciclosporina y el ácido micofenólico. Otros compuestos (cloroquina, clorpromazina, loperamida y lopinavir) inhiben la replicación del virus (concentración efectiva 3-8 μmol/L) in vitro, aunque se desconoce si estos medicamentos serán útiles en los pacientes. Los inhibidores de la fusión peptídica específicos del MERS-CoV, que funcionan de manera similar al fármaco VIH enfuvirtida, disminuyen la replicación del virus en las células cultivadas, proporcionando un nuevo enfoque para el tratamiento del MERS.

Complicaciones

La insuficiencia respiratoria, una complicación crítica de la infección por el coronavirus del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV), se manifiesta de manera tan prevalente que en una serie de casos proveniente de Arabia Saudita, se observó que el 89% de los pacientes necesitaron medidas de cuidado intensivo y ventilación mecánica. Este fenómeno encuentra su explicación en varias características distintivas de la enfermedad.

El MERS-CoV muestra una afinidad marcada por el tejido pulmonar, desencadenando una replicación viral intensa y una respuesta inflamatoria significativa en los pulmones. Esta afectación pulmonar severa directamente contribuye a la insuficiencia respiratoria al comprometer la capacidad de los pulmones para oxigenar la sangre y eliminar el dióxido de carbono.

La velocidad con la que los pacientes con MERS-CoV evolucionan hacia la insuficiencia respiratoria es notable, superando en rapidez a otras infecciones por coronavirus, como el síndrome respiratorio agudo grave (SARS). Esta rápida progresión podría atribuirse a la agresividad del virus y a la respuesta inflamatoria exacerbada que desencadena.

La necesidad extendida de cuidados intensivos, especialmente la ventilación mecánica, subraya la seriedad de la insuficiencia respiratoria asociada con el MERS. La alta proporción de pacientes que requieren intervenciones tan avanzadas indica la incapacidad del sistema respiratorio para mantener funciones vitales de manera autónoma.

La serie de casos mencionada en Arabia Saudita no solo revela la gravedad de la afectación pulmonar, sino que también destaca las características clínicas distintivas del MERS, incluyendo la mencionada rápida progresión hacia la insuficiencia respiratoria. Estos patrones clínicos específicos acentúan la naturaleza única y grave de esta infección respiratoria.

Además, factores individuales, como la presencia de comorbilidades o condiciones médicas preexistentes, pueden contribuir a la gravedad de la enfermedad. Individuos con condiciones médicas subyacentes podrían experimentar una respuesta inflamatoria más excesiva, acelerando la progresión hacia complicaciones graves como la insuficiencia respiratoria.

Pronóstico

La tasa de mortalidad del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) en su totalidad, considerando todos los casos identificados, es notoriamente alta, promediando un 45%. Este elevado índice de mortalidad se atribuye a diversas características específicas de la enfermedad y factores del hospedero.

El MERS-CoV, por su naturaleza, tiene una propensión a causar infecciones respiratorias graves, con un enfoque particular en el tejido pulmonar que puede llevar a insuficiencia respiratoria. Esta gravedad, combinada con la capacidad del virus para desencadenar una respuesta inflamatoria exagerada, contribuye significativamente a la letalidad de la enfermedad.

Un factor crucial en esta ecuación es la edad avanzada, que se ha identificado como un predictor negativo para el pronóstico. Los pacientes de mayor edad, con sistemas inmunológicos potencialmente debilitados y mayor prevalencia de comorbilidades, tienen una mayor susceptibilidad a infecciones graves y presentan tasas más altas de complicaciones. La respuesta inmune menos eficaz en personas mayores, junto con una mayor incidencia de enfermedades crónicas, contribuye a la gravedad y a la dificultad en la gestión de la infección.

Estudios epidemiológicos respaldan la observación de que las personas de edad avanzada tienen una mayor susceptibilidad a la infección por MERS-CoV, y esta mayor susceptibilidad se traduce en un riesgo aumentado de desarrollar formas más severas de la enfermedad. Además, la presencia frecuente de comorbilidades en este grupo demográfico aumenta la probabilidad de complicaciones graves, lo que afecta directamente la tasa de mortalidad.

La compleja interacción entre la agresividad del MERS-CoV, la respuesta inflamatoria exacerbada, la susceptibilidad diferencial según la edad y la presencia de comorbilidades contribuye a la tasa de mortalidad sustancial observada en los casos de MERS. Este panorama refuerza la necesidad de estrategias de prevención, especialmente para proteger a las poblaciones más vulnerables, y resalta la importancia de la investigación y la atención médica en casos de infección por MERS-CoV.

 

 

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