Parto por vía vaginal no complicado.

Parto por vía vaginal no complicado.
Parto por vía vaginal no complicado.

La culminación natural de la segunda fase del parto es el parto vaginal controlado de un neonato sano sin que la madre sufra muchos traumatismos.

Entre las vías de parto, el parto espontáneo de vértice presenta el menor riesgo de comorbilidad materna.

El final de la segunda etapa del parto se anuncia cuando el perineo comienza a dilatarse, la piel que recubre se estira, y el cuero cabelludo fetal se ve a través de los labios de separación.

Durante la segunda etapa del parto, las posiciones de empuje pueden variar, pero para el parto, la posición de litotomía dorsal es la más común y muchas veces la más satisfactoria.

Durante los empujes de la segunda etapa del parto, las piernas de la madre pueden sufrir calambres, los cuales se alivian con el reposicionamiento de la pierna afectada o mediante un breve masaje.

Con cada contracción uterina, la abertura vulvovaginal es dilatada por la cabeza del feto para formar gradualmente un ovoide y, finalmente, una abertura casi circular. Este cerco del diámetro mayor de la cabeza por el anillo vulvar se denomina coronación.

Maniobra de Ritgen modificada: se aplica presión moderada hacia arriba de la barbilla fetal con la mano cubierta con una toalla estéril. La otra mano aplica presión occipital.

Después de la salida de la cabeza fetal, se pasa un dedo a través del cuello del feto para determinar si está rodeado por uno o más bucles de cordón umbilical.

Si se palpa un bucle de cordón umbilical alrededor del cuello, se desliza sobre la cabeza si está lo suficientemente suelto. Si se encuentra muy tenso, el bucle se corta entre dos abrazaderas o pinzas.

Los hombros del feto aparecen en la vulva justo después de la rotación externa y salen espontáneamente. En caso de retraso, la extracción ayuda a la salida controlada. Los lados de la cabeza se sujetan con las dos manos, y se aplica tracción suave hacia abajo hasta que el hombro anterior aparece debajo del arco púbico. A continuación, por un movimiento hacia arriba, sale el hombro posterior.

En caso de retraso prolongado en la salida fetal, se puede acelerar ejerciendo tracción externa moderada en la cabeza y presión moderada sobre el fondo uterino.

Se evita enganchar los dedos en las axilas del producto al momento de la expulsión, pues eso podría lesionar los nervios de las extremidades superiores y producir una parálisis transitoria o posiblemente permanente.

La aspiración inmediata del bulbo nasofaríngeo del neonato para eliminar las secreciones puede ocasionar bradicardia neonatal.

En presencia de líquido teñido con meconio, no se recomienda la intubación rutinaria para aspiración traqueal en los neonatos. La aspiración está reservada para casos con obstrucción obvia de la respiración espontánea o que requieren ventilación por presión positiva.

El cordón umbilical se corta entre dos pinzas colocadas 6 a 8 cm del abdomen fetal, y luego se aplica una pinza al cordón umbilical a una distancia de 2 a 3 cm de su inserción en el abdomen fetal.

El retraso del pinzamiento del cordón umbilical transfiere un mayor volumen de sangre de la madre al recién nacido. Un retraso de hasta 60 segundos puede aumentar las reservas totales de hierro del cuerpo, expandir el volumen de sangre, y disminuir la incidencia de anemia en el neonato.

Para el neonato prematuro, el pinzamiento tardío del cordón umbilical tiene varios beneficios, incluyendo mayor volumen de glóbulos rojos, menor necesidad de transfusión de sangre, y tasas de hemorragia intraventricular y enterocolitis necrotizante más bajas.

En ausencia de una anomalía o asinclitismo en la arquitectura pélvica, la posición transversal occipital suele ser transitoria. Con contracciones uterinas efectivas la cabeza generalmente gira de forma espontánea a una posición occipital anterior.

Si la rotación de la cabeza fetal en posición occipital transversa se detiene debido a la poca fuerza de expulsión, se puede rotar manualmente el occipital ya sea a una posición occipital anterior anterior o menos comúnmente a una posición posterior del occipucio.

Aproximadamente del 2 al 10% de los fetos únicos cefálicos a término nacen en posición occipital posterior.

Las mujeres con un feto en posición occipital posterior persistente tienen mayores tasas asociadas de parto prolongado en la segunda etapa, parto por cesárea y parto vaginal quirúrgico. 

Las mujeres que dan a luz por vía vaginal a un feto en posición occipital posterior, tienen mayores tasas de pérdida de sangre y de laceraciones de tercer y cuarto grado.

Los neonatos que nacen en posición occipital posterior tienen mayores complicaciones en comparación con los que nacen en posición occipital anterior.

 

 

 

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