Neoplasias hepáticas benignas

Neoplasias hepáticas benignas
Neoplasias hepáticas benignas

Las neoplasias benignas del hígado deben diferenciarse del carcinoma hepatocelular, el colangiocarcinoma intrahepático y las metástasis debido a que estas últimas son condiciones malignas que requieren un tratamiento y manejo clínico completamente distinto. La correcta identificación de estas lesiones es esencial, ya que las opciones terapéuticas y el pronóstico dependen de su naturaleza benigna o maligna.

Entre las neoplasias benignas más comunes del hígado, se encuentra el hemangioma cavernoso, una lesión vasculosa que generalmente se descubre incidentalmente en estudios de imagen como ultrasonografía o tomografía computarizada (TC). Aunque el hemangioma cavernoso es una lesión benigna, puede aumentar de tamaño en mujeres que toman terapia hormonal, lo que podría dar lugar a la preocupación de que se trate de una lesión maligna. La diferenciación de esta neoplasia de otras lesiones hepáticas que ocupan espacio es fundamental para evitar diagnósticos erróneos. Para ello, se utilizan técnicas de imagen avanzadas como la resonancia magnética (RM), TC o ultrasonografía con contraste, las cuales permiten obtener una imagen detallada de la lesión, evaluando su tamaño, bordes y patrón de vascularización, características que permiten una correcta clasificación.

Otro tipo de neoplasia benigna del hígado es la hiperplasia nodular focal, que puede presentarse a cualquier edad y en ambos sexos, sin embargo, en las mujeres no se asocia con el uso de anticonceptivos orales, lo que la distingue de otras lesiones hepáticas hormonodependientes. Esta condición se caracteriza por la formación de una masa hipervascular, generalmente con una cicatriz central hipodensa que adopta una forma «estelada», visible en estudios con contraste. Su aparición es típicamente asintomática, lo que contribuye a su diagnóstico incidental. Además, la hiperplasia nodular focal puede encontrarse en pacientes con cirrosis hepática o en aquellos que han estado expuestos a fármacos inmunosupresores como la azatioprina, así como en personas con síndrome antifosfolípido. La presencia de hemangiomas hepáticos en pacientes con hiperplasia nodular focal sugiere una posible relación entre ambas condiciones, lo que hace necesario tener en cuenta los antecedentes clínicos del paciente al momento de realizar el diagnóstico diferencial.

El adenoma hepatocelular es otro tipo de neoplasia benigna del hígado, que suele afectar a mujeres jóvenes en la tercera y cuarta décadas de la vida. Esta neoplasia está frecuentemente asociada al uso de anticonceptivos orales, los cuales pueden inducir un crecimiento anormal de los hepatocitos. Aunque la mayoría de los adenomas hepatocelulares son benignos, algunos pueden sufrir necrosis o hemorragia, lo que puede provocar dolor abdominal agudo y complicaciones adicionales. En este contexto, resulta esencial realizar un seguimiento cercano, ya que algunos adenomas hepatocelulares tienen variantes patogénicas asociadas a un mayor riesgo de transformación maligna. Por lo tanto, la diferenciación de este tumor de neoplasias malignas como el carcinoma hepatocelular es crucial, y se debe hacer mediante un análisis detallado de las características radiológicas, histológicas y clínicas del tumor.

En cuanto a las neoplasias quísticas mucinosas del hígado, anteriormente denominadas cistadenoma y cistadenocarcinoma, también deben diferenciarse de otras lesiones quísticas benignas del hígado, como los quistes simples, los equinocócicos, los complejos de Von Meyenburg (hamartomas) y la enfermedad hepática poliquística. La diferenciación entre estos tipos de quistes es esencial, ya que algunos pueden tener un comportamiento maligno, especialmente cuando se encuentran lesiones complejas con características sospechosas de transformación neoplásica. Para ello, se utilizan métodos de imagen avanzados, como la TC y la RM, que permiten caracterizar las paredes de los quistes, la presencia de septos o masas dentro de ellos, así como la vascularización y la distribución de los fluidos internos.

 

Manifestaciones clínicas

Los hallazgos clínicos en pacientes con hiperplasia nodular focal o adenoma hepatocelular son generalmente sutiles y no siempre evidentes en la exploración física. El único hallazgo físico en algunas ocasiones es una masa abdominal palpable, pero esto solo ocurre en una minoría de los casos. Este signo clínico puede estar presente en tumores de mayor tamaño o cuando hay complicaciones, como hemorragias o necrosis dentro de la lesión. Sin embargo, es importante señalar que, en su mayoría, estas neoplasias son asintomáticas y se descubren de manera incidental durante la evaluación de otros trastornos, lo que hace que el diagnóstico físico sea poco confiable como único criterio para detectar estas lesiones.

 

Exámenes diagnósticos

Las pruebas bioquímicas hepáticas generalmente suelen ser normales en pacientes con hiperplasia nodular focal o adenoma hepatocelular. Esto se debe a que estas neoplasias benignas no afectan de manera significativa la función hepática en la mayoría de los casos. Los parámetros bioquímicos, como las transaminasas y la bilirrubina, permanecen dentro de los rangos normales, lo que dificulta la identificación de estas condiciones únicamente con análisis de sangre.

Por lo tanto, el diagnóstico de estas neoplasias benignas del hígado se apoya principalmente en técnicas de imagen. La ultrasonografía con contraste, la tomografía computarizada helicoidal en fase arterial y, especialmente, la resonancia magnética dinámica multifásica con contraste son herramientas esenciales para diferenciar entre el adenoma hepatocelular y la hiperplasia nodular focal. Estas modalidades de imagen son altamente efectivas y pueden permitir una distinción precisa entre las dos entidades en aproximadamente el 80-90% de los casos, sin la necesidad de realizar una biopsia hepática.

La resonancia magnética dinámica multifásica con contraste, en particular, se considera el estándar de oro para la evaluación de estas lesiones hepáticas, debido a su capacidad para proporcionar detalles anatómicos y funcionales precisos del hígado. Esta técnica permite observar las características de vascularización de las lesiones y la distribución del contraste en diferentes fases del estudio, lo que ayuda a diferenciar la hiperplasia nodular focal, que típicamente presenta una cicatriz central hipodensa en las imágenes, de los adenomas hepatocelulares, los cuales pueden mostrar una vascularización más homogénea o incluso un patrón específico en función de su tamaño y localización.

En algunos casos, estas técnicas de imagen también pueden sugerir un subtipo específico de adenoma hepatocelular, lo que resulta útil para determinar el riesgo de transformación maligna, dado que algunos subtipos tienen una mayor probabilidad de sufrir una transformación hacia carcinoma hepatocelular. Aunque las imágenes diagnósticas son fundamentales para el diagnóstico de estas lesiones, la biopsia hepática solo se reserva en situaciones en las que el diagnóstico sigue siendo incierto o cuando se sospecha malignidad, lo que es poco frecuente en estos tipos de tumores benignos.

 

Tratamiento

La hiperplasia nodular focal es una neoplasia benigna del hígado que, en la mayoría de los casos, no presenta riesgos asociados a la suspensión de los anticonceptivos orales. A diferencia de otras lesiones hepáticas que pueden verse influenciadas por la terapia hormonal, en las mujeres con hiperplasia nodular focal, no es necesario interrumpir el uso de anticonceptivos orales. Sin embargo, se recomienda un seguimiento regular para monitorear el comportamiento de la lesión. La ultrasonografía anual durante un periodo de 2 a 3 años es esencial para evaluar si la lesión aumenta de tamaño, lo cual podría requerir un tratamiento adicional. A pesar de esta recomendación, el pronóstico de la hiperplasia nodular focal es excelente, dado que la mayoría de las veces la lesión se mantiene estable sin presentar complicaciones significativas.

Por otro lado, el adenoma hepatocelular, aunque también una neoplasia benigna, posee características que lo hacen potencialmente más riesgoso que la hiperplasia nodular focal. En particular, los adenomas hepatocelulares tienen una mayor propensión a sufrir hemorragia, necrosis y ruptura, especialmente en mujeres que han estado expuestas a terapia hormonal o durante el tercer trimestre del embarazo, debido a los cambios hormonales significativos que ocurren en estas etapas. En los hombres, el adenoma hepatocelular presenta una tasa de transformación maligna más elevada, lo que aumenta la preocupación por la posible progresión hacia un carcinoma hepatocelular. Debido a estos riesgos, se recomienda la resección quirúrgica en todos los hombres con adenoma hepatocelular y en mujeres en quienes el tumor cause síntomas o tenga un diámetro de 5 centímetros o más, incluso en ausencia de síntomas. Esta recomendación se debe a la posibilidad de que estos tumores experimenten complicaciones graves, como hemorragias o rupturas, que pueden comprometer la función hepática y la salud general del paciente.

En mujeres embarazadas, se debe realizar un seguimiento exhaustivo mediante ultrasonografía en cada trimestre del embarazo, así como 12 semanas después del parto, para observar la evolución del adenoma. Si el adenoma tiene un diámetro menor de 5 centímetros, el riesgo de complicaciones es relativamente bajo, y se puede manejar con un enfoque conservador. Sin embargo, si el adenoma es menor de 5 centímetros y se identifica una variante patogénica del gen beta-catenina en una biopsia, también se recomienda la resección. Esta variante genética está asociada con un mayor riesgo de malignización, lo que justifica la intervención quirúrgica.

En algunos casos seleccionados, la resección laparoscópica o la ablación por radiofrecuencia percutánea pueden ser opciones viables de tratamiento, especialmente cuando los adenomas son pequeños o cuando los riesgos quirúrgicos son más elevados debido a otras condiciones del paciente. Sin embargo, en casos extremadamente raros, cuando el adenoma presenta complicaciones graves o cuando se asocia a un daño hepático extenso, se puede requerir un trasplante hepático, aunque esto es excepcional.

En cuanto al tratamiento de los tumores hepáticos benignos, la regresión espontánea de estas lesiones puede ocurrir después de la suspensión de los anticonceptivos orales o con la pérdida de peso en pacientes con factores metabólicos asociados. Esta es una característica particular de algunas neoplasias benignas del hígado, que no requieren intervención quirúrgica si responden favorablemente a estas medidas conservadoras.

Cuando un adenoma hepatocelular se presenta con complicaciones como hemorragia o ruptura, la embolización transarterial se utiliza como tratamiento inicial. Este enfoque minimiza la pérdida de sangre y controla la expansión de la lesión, lo que permite evitar complicaciones mayores y conservar la función hepática en el paciente.

 

 

Homo medicus

 


 

¡Gracias por visitarnos!

 

Fuente y lecturas recomendadas:
  1. Aziz H et al. A scoping review of the classification, diagnosis, and management of hepatic adenomas. J Gastrointest Surg. 2022;26:965. [PMID: 35083725]
  2. Demory A et al. Body weight changes and duration of estrogen exposure modulate the evolution of hepatocellular adenomas after contraception discontinuation. Hepatology. 2023;77:430. [PMID: 35980227]

Síguenos en X: @el_homomedicus  y @enarm_intensivo  Síguenos en instagram: homomedicus  y en Treads.net como: Homomedicus  

🟥     🟪     🟨     🟧     🟩     🟦

APRENDER CIRUGÍA

¿De cuánta utilidad te ha parecido este contenido?

¡Haz clic en una estrella para puntuarlo!

Promedio de puntuación 0 / 5. Recuento de votos: 0

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este contenido.

Ya que has encontrado útil este contenido...

¡Sígueme en los medios sociales!

Homo medicus

Conocimiento médico en evolución...

También te podría gustar...