¿Qué es el shock cardiogénico?

¿Qué es el shock cardiogénico?
¿Qué es el shock cardiogénico?

El shock cardiogénico es una condición clínica grave que se produce como consecuencia de la incapacidad del corazón para bombear suficiente sangre y, de este modo, mantener una perfusión adecuada de los tejidos. Esta deficiencia en la función cardíaca lleva a una disminución crítica del flujo sanguíneo a los órganos y tejidos del cuerpo, lo que resulta en hipoxia tisular, es decir, en una insuficiente entrega de oxígeno y nutrientes a las células, lo que puede generar daño celular y disfunción orgánica.

El shock cardiogénico se define clínicamente por la presencia de hipoxia tisular derivada de un gasto cardíaco reducido, medido por el índice cardíaco, que es la cantidad de sangre bombeada por el corazón por minuto en relación con la superficie corporal del individuo. Un índice cardíaco de 2.2 litros por minuto por metro cuadrado o menos es considerado insuficiente para mantener una perfusión adecuada de los órganos y tejidos, aunque el volumen intravascular esté dentro de los límites normales. Esto significa que, a pesar de que los vasos sanguíneos puedan contener un volumen adecuado de sangre, la capacidad del corazón para propulsar esta sangre hacia los órganos esenciales es insuficiente. Como resultado, los órganos vitales, como el cerebro, los riñones y el corazón mismo, no reciben el oxígeno necesario para su funcionamiento, lo que puede llevar a una rápida progresión hacia el fallo multiorgánico si no se trata de manera urgente.

La causa más común de shock cardiogénico es el infarto de miocardio (ataque al corazón), particularmente cuando la lesión es extensa y compromete una parte significativa del músculo cardíaco. En este contexto, la necrosis del tejido cardíaco disminuye la capacidad del corazón para contraerse de manera efectiva, lo que reduce el volumen de sangre que puede ser bombeado hacia el resto del cuerpo. El daño al miocardio provoca una pérdida de la función contráctil, lo que, a su vez, disminuye el gasto cardíaco y compromete la perfusión periférica.

Sin embargo, el shock cardiogénico no es exclusivo del infarto de miocardio y puede ser causado por una variedad de condiciones que afectan la capacidad del corazón para bombear sangre de manera efectiva. Uno de estos trastornos es la miocardiopatía, un grupo de enfermedades que afectan directamente al músculo cardíaco, ya sea por inflamación, fibrosis o alteraciones metabólicas, lo que resulta en una reducción de la función contráctil del corazón. La miocardiopatía puede ser de origen diverso, incluyendo causas genéticas, infecciosas, tóxicas (como el abuso crónico de alcohol) o metabólicas (como la diabetes).

Otra causa relevante de shock cardiogénico es la contusión miocárdica, que ocurre cuando el músculo cardíaco sufre daño directo debido a un trauma, como un accidente vehicular o una contusión en el pecho. Este tipo de daño puede afectar la capacidad del corazón para contraerse con fuerza suficiente, lo que interfiere con su función de bomba.

El insuficiencia valvular también puede contribuir al desarrollo de shock cardiogénico. La incompetencia o insuficiencia de las válvulas cardíacas (cuando estas no cierran adecuadamente) provoca un flujo sanguíneo anómalo dentro del corazón, lo que reduce la eficiencia del bombeo. Por ejemplo, en la insuficiencia mitral o aórtica severa, la sangre fluye de manera retrógrada durante la contracción cardíaca, lo que reduce la cantidad de sangre que se bombea al resto del cuerpo. Del mismo modo, la estenosis valvular, que es el estrechamiento de las válvulas cardíacas (como en la estenosis aórtica), también puede dificultar el paso de sangre a través del corazón, lo que aumenta la carga de trabajo sobre el ventrículo y reduce el volumen de sangre bombeado hacia la circulación sistémica.

Las arritmias cardíacas también son una causa importante de shock cardiogénico. Las alteraciones en el ritmo normal del corazón, como la fibrilación ventricular o la taquicardia ventricular sostenida, pueden reducir la eficacia del corazón para mantener una frecuencia cardíaca y un volumen de expulsión adecuados. En condiciones de arritmia severa, los latidos rápidos o ineficaces del corazón no permiten un llenado adecuado de los ventrículos, lo que disminuye el gasto cardíaco y puede dar lugar a hipoxia en los tejidos.

El mecanismo fisiopatológico subyacente en el shock cardiogénico implica una cascada de eventos. La disfunción del miocardio lleva a una reducción en el volumen de eyección, lo que disminuye el gasto cardíaco. Este déficit en el flujo sanguíneo a los órganos vitales provoca una caída en la presión arterial y una disminución en la perfusión de los tejidos. A medida que la hipoxia tisular progresa, los mecanismos compensatorios del cuerpo, como la activación del sistema nervioso simpático y la liberación de hormonas como la angiotensina II y la aldosterona, intentan aumentar la frecuencia cardíaca, la vasoconstricción y la retención de líquidos para mejorar el volumen circulante y la presión arterial. Sin embargo, estos mecanismos son ineficaces en el shock cardiogénico grave, ya que el corazón no puede mantener el flujo sanguíneo adecuado, lo que lleva a un deterioro progresivo de la función orgánica.

 

 

 

 

 

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Fuente y lecturas recomendadas:
  1. Goldman, L., & Schafer, A. I. (Eds.). (2020). Goldman-Cecil Medicine (26th ed.). Elsevier.
  2. Loscalzo, J., Fauci, A. S., Kasper, D. L., Hauser, S. L., Longo, D. L., & Jameson, J. L. (Eds.). (2022). Harrison. Principios de medicina interna (21.ª ed.). McGraw-Hill Education.
  3. Papadakis, M. A., McPhee, S. J., Rabow, M. W., & McQuaid, K. R. (Eds.). (2024). Diagnóstico clínico y tratamiento 2025. McGraw Hill.

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