Aunque algunos factores de riesgo para la enfermedad coronaria son intrínsecos y no se pueden modificar, como la predisposición genética o la edad avanzada, es evidente que ciertas intervenciones y cambios en el estilo de vida pueden tener un impacto significativo en la prevención de la enfermedad y en la reducción de sus complicaciones. Entre estas intervenciones destacan la cesación del tabaquismo, el tratamiento de la dislipidemia y la reducción de la presión arterial.
El tabaquismo es un factor de riesgo fundamental para el desarrollo de la enfermedad coronaria. El humo del tabaco contiene una serie de compuestos tóxicos que dañan el revestimiento de los vasos sanguíneos, facilitando la formación de placas ateroscleróticas. Estas placas, formadas por una acumulación de colesterol y otras sustancias, estrechan las arterias y reducen el flujo sanguíneo al corazón. Además, el tabaquismo promueve la formación de coágulos sanguíneos, que pueden obstruir aún más las arterias coronarias. Dejar de fumar tiene un impacto positivo casi inmediato en la salud cardiovascular, reduciendo el riesgo de enfermedad coronaria al permitir que los vasos sanguíneos comiencen a sanar y recuperarse.
Por otro lado, la dislipidemia, caracterizada por niveles elevados de colesterol LDL (lipoproteínas de baja densidad) y triglicéridos, junto con niveles bajos de colesterol HDL (lipoproteínas de alta densidad), contribuye significativamente al desarrollo de aterosclerosis. Los tratamientos para la dislipidemia, como las estatinas y otros medicamentos hipolipemiantes, ayudan a reducir los niveles de colesterol LDL y a mejorar el perfil lipídico general. Al hacerlo, disminuyen la formación de placas en las arterias y reducen el riesgo de eventos cardiovasculares, como infartos de miocardio.
La presión arterial alta, o hipertensión, también es un factor de riesgo crítico para la enfermedad coronaria. La presión arterial elevada ejerce una tensión adicional sobre las paredes de los vasos sanguíneos, contribuyendo al daño endotelial y promoviendo la aterosclerosis. El control de la presión arterial mediante cambios en el estilo de vida y medicamentos antihipertensivos puede ayudar a prevenir la progresión de la enfermedad coronaria y a minimizar el riesgo de complicaciones asociadas, como insuficiencia cardíaca o accidentes cerebrovasculares.
En conjunto, estas intervenciones no solo juegan un papel crucial en la prevención primaria de la enfermedad coronaria, sino que también son fundamentales en la gestión de la enfermedad en pacientes que ya la han desarrollado. Implementar estrategias para cesar el tabaquismo, controlar los niveles de lípidos en sangre y mantener una presión arterial adecuada puede ralentizar el avance de la enfermedad coronaria, mejorar la calidad de vida y reducir el riesgo de eventos adversos graves. Por lo tanto, aunque algunos factores de riesgo no sean modificables, la adopción de medidas preventivas y de tratamiento puede marcar una diferencia significativa en la salud cardiovascular a lo largo del tiempo.
Reducción de los niveles de LDL
La reducción de los niveles de lipoproteínas de baja densidad (LDL) es fundamental para ralentizar la progresión de la aterosclerosis y, en algunos casos, puede inducir la regresión de las placas ateroscleróticas ya formadas. Este efecto benéfico se observa incluso en ausencia de regresión visible de las placas: la reducción de LDL contribuye a la formación de menos nuevas lesiones ateroscleróticas, puede restaurar la función endotelial deteriorada y disminuye notablemente las tasas de eventos coronarios en pacientes con enfermedad vascular establecida.
Diversos ensayos clínicos han demostrado la eficacia de los inhibidores de la enzima hidroximetilglutaril-coenzima A reductasa, comúnmente conocidos como estatinas, en la prevención de muertes y eventos cardiovasculares, incluyendo infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares. Estas investigaciones han mostrado resultados positivos en una variedad de poblaciones de pacientes: aquellos que ya han experimentado eventos coronarios (prevención secundaria), pacientes con un riesgo particularmente alto de eventos (como los pacientes con diabetes o enfermedad arterial periférica), así como en personas con niveles elevados de colesterol pero sin múltiples factores de riesgo adicionales. Además, los beneficios de las estatinas se extienden a aquellos sin enfermedad vascular o diabetes, pero con niveles elevados de proteína C-reactiva de alta sensibilidad (hsCRP), un marcador inflamatorio asociado con un riesgo incrementado de eventos cardiovasculares.
Las guías actuales recomiendan el uso de estatinas a dosis moderadas y altas para lograr una reducción significativa del colesterol LDL y mejorar los resultados clínicos. En este contexto, el estudio IMPROVE-IT demostró que la combinación de ezetimiba, a una dosis de 10 mg diarios, con simvastatina proporciona un beneficio adicional modesto en la reducción del riesgo de infarto de miocardio y accidente cerebrovascular isquémico en pacientes estabilizados tras un síndrome coronario agudo, en comparación con simvastatina sola. Esta combinación logró reducir los niveles de LDL a 53.7 mg/dL en comparación con 69.7 mg/dL con simvastatina sola. Aunque la ezetimiba no mostró una mejora en la mortalidad, puede ser una opción efectiva en combinación con estatinas para pacientes que no alcanzan el objetivo de colesterol LDL o que no toleran dosis altas de estatinas.
Los beneficios del tratamiento con estatinas se han observado independientemente de la edad, raza, niveles iniciales de colesterol o presencia de hipertensión. Esto indica que el tratamiento con estatinas es valioso incluso para pacientes con niveles normales de colesterol, y que un uso más intensivo de estas terapias se asocia con mayores beneficios clínicos. De hecho, las recomendaciones actuales sugieren que todos los pacientes con un riesgo significativo de eventos vasculares deben recibir terapia con estatinas, sin importar sus niveles de colesterol iniciales. Para aquellos con antecedentes de eventos cardiovasculares, se recomienda reducir el LDL a menos de 70 mg/dL para maximizar los beneficios clínicos y prevenir futuros eventos adversos.
Los anticuerpos monoclonales que inhiben la convertasa de proproteínas subtilisina/kexina tipo 9 (PCSK9) han demostrado ser altamente efectivos en la reducción de los niveles de colesterol LDL, superando significativamente los efectos de las terapias tradicionales con estatinas. Estos medicamentos se han estudiado en ensayos clínicos randomizados tanto en pacientes que reciben la máxima dosis tolerada de estatinas como en aquellos que presentan intolerancia a estas drogas, mostrando una reducción considerable del colesterol LDL y señales de mejoría en los resultados cardiovasculares.
Uno de los estudios más relevantes en este campo es el ensayo FOURIER, que evaluó el efecto del inhibidor de PCSK9 evolocumab. En combinación con una estatina, evolocumab redujo en un 20% el riesgo de eventos aterotrombóticos compuestos, aunque no logró reducir la mortalidad global. Este resultado subraya la capacidad de los inhibidores de PCSK9 para mejorar los resultados cardiovasculares en comparación con las estatinas solas, aunque la reducción en la mortalidad sigue siendo un objetivo importante en el tratamiento de enfermedades cardiovasculares.
El ensayo ODYSSEY Outcomes, por otro lado, demostró que el inhibidor de PCSK9 alirocumab también redujo los eventos cardiovasculares en pacientes que habían sufrido un síndrome coronario agudo (SCA). Este hallazgo refuerza la eficacia de los inhibidores de PCSK9 en la reducción de eventos adversos cardiovasculares, especialmente en pacientes con antecedentes de eventos coronarios.
Tanto alirocumab como evolocumab han recibido aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) para su uso en pacientes que, a pesar de recibir la máxima dosis tolerada de estatinas, tienen hipercolesterolemia familiar, enfermedad vascular aterosclerótica, o ambas condiciones, y necesitan una reducción adicional del LDL. Sin embargo, estos medicamentos tienen un alto costo, que puede alcanzar varios miles de dólares al año en los Estados Unidos, lo que limita su accesibilidad para algunos pacientes.
Además, alirocumab ha sido aprobado para la prevención secundaria de eventos cardiovasculares, lo que amplía su aplicabilidad clínica. Por otro lado, inclisiran, un pequeño ARN interferente que actúa en el hígado para prevenir la producción de PCSK9, ha sido estudiado en forma de inyección semestral. Inclisiran ha mostrado una reducción en los niveles de LDL y recibió la aprobación de la FDA a principios de 2022, ofreciendo una opción terapéutica adicional para la reducción prolongada del colesterol LDL.
Los suplementos de aceite de pescado, que contienen ácidos grasos omega-3, no han demostrado de manera consistente ser beneficiosos para la reducción del riesgo cardiovascular. La American Heart Association (AHA) no recomienda el uso de ácidos grasos omega-3 para la prevención primaria de enfermedades cardiovasculares (CVD) en pacientes de alto riesgo ni para la prevención primaria del accidente cerebrovascular. La AHA considera que el tratamiento con omega-3 es razonable para la prevención secundaria de la enfermedad coronaria (CHD) y la muerte súbita cardíaca en pacientes con CHD ya establecida.
Un avance significativo en este campo ha sido el estudio REDUCE-IT, que investigó los efectos del icosapent ethyl, un éster etílico concentrado del ácido eicosapentaenoico (EPA), administrado a una dosis alta. En este ensayo, pacientes con enfermedad cardiovascular establecida o con diabetes y otros factores de riesgo, y con niveles de triglicéridos en ayunas de 135 a 499 mg/dL, que ya estaban en tratamiento con estatinas, fueron aleatorizados a recibir 2 gramos de icosapent ethyl dos veces al día o un placebo. Los resultados mostraron una reducción del 26% en el riesgo relativo de muerte cardiovascular, infarto de miocardio (MI) y accidente cerebrovascular, así como una reducción del 20% en el riesgo relativo de muerte cardiovascular solamente.
Basado en estos resultados, el icosapent ethyl ha sido aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) como un complemento a la terapia con estatinas para reducir el riesgo de infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, revascularización coronaria o angina inestable que requiera hospitalización en pacientes con triglicéridos de 150 mg/dL o más y con enfermedad cardiovascular establecida o diabetes mellitus con dos o más factores de riesgo adicionales.
Sin embargo, la investigación sobre el papel de los ácidos grasos omega-3 de alta dosis comparados con otros tratamientos, como el aceite de maíz, no ha mostrado una reducción significativa en los eventos cardiovasculares, lo que ha generado un aumento en el interés por realizar estudios comparativos adicionales. Estos estudios podrían ayudar a clarificar mejor el papel y la eficacia de los suplementos de omega-3 en diferentes contextos clínicos y en comparación con otras intervenciones terapéuticas.
Elevación de los niveles de HDL
La terapia antiplaquetaria es una medida altamente efectiva para la prevención secundaria de eventos cardiovasculares. Los pacientes con enfermedad vascular establecida, como la enfermedad arterial coronaria (CAD, por sus siglas en inglés), deben ser tratados con aspirina para reducir el riesgo de futuros eventos.
El estudio ADAPTABLE (Aspirin Dosing: A Patient-Centered Trial Assessing Benefits and Risk) se diseñó para evaluar la dosis óptima de aspirina en pacientes con CAD crónica. Este ensayo pragmático comparó la eficacia y la seguridad de dosis bajas de aspirina (81 mg diarios) frente a dosis altas (325 mg diarios).
El diseño pragmático del estudio ADAPTABLE permitió una evaluación realista de las dosis de aspirina en condiciones prácticas y cotidianas. Los resultados mostraron que la dosis de 81 mg al día de aspirina no solo fue efectiva en la reducción de eventos cardiovasculares, sino que también estuvo asociada con un riesgo más bajo de hemorragias en comparación con la dosis de 325 mg diarios.
Este hallazgo es importante porque resalta que una dosis más baja de aspirina puede ofrecer un equilibrio favorable entre la prevención de eventos cardiovasculares y el riesgo de efectos adversos como las hemorragias. Así, la dosis de 81 mg de aspirina se ha consolidado como una opción preferida para la mayoría de los pacientes con enfermedad arterial coronaria crónica, proporcionando beneficios cardiovasculares sin aumentar significativamente el riesgo de complicaciones hemorrágicas.
Clopidogrel
Clopidogrel, un medicamento antiplaquetario, ha demostrado ser eficaz para prevenir eventos vasculares durante un periodo de 9 a 12 meses después de un síndrome coronario agudo (SCA). Sin embargo, los resultados de estudios posteriores han mostrado que el beneficio de clopidogrel en combinación con aspirina puede ser limitado cuando se extiende el tratamiento a largo plazo, especialmente en el contexto de pacientes con enfermedad arterial coronaria crónica.
El estudio CHARISMA (Clopidogrel for High Atherothrombotic Risk and Ischemic Stablity), que incluyó a pacientes con aterotrombosis estable clínicamente evidente o con múltiples factores de riesgo cardiovascular, evaluó la eficacia de clopidogrel en combinación con aspirina en un tratamiento prolongado. En este ensayo, todos los pacientes recibieron aspirina y fueron observados durante una mediana de 28 meses.
Los resultados del CHARISMA demostraron que la adición de clopidogrel a la aspirina no proporcionó un beneficio adicional significativo en la prevención de eventos vasculares cuando se administró a largo plazo. Esto sugiere que, en pacientes con aterotrombosis estable o con múltiples factores de riesgo que ya están recibiendo aspirina, el uso prolongado de clopidogrel no ofrece ventajas claras en comparación con la aspirina sola para la prevención secundaria de eventos cardiovasculares.
Por otro lado, el clopidogrel sí ha mostrado beneficios en el contexto de la terapia antiplaquetaria dual durante un periodo inicial después de procedimientos de stenting coronario, donde la combinación de clopidogrel y aspirina puede reducir el riesgo de eventos trombóticos en el corto plazo. Sin embargo, el valor de continuar con esta terapia combinada a largo plazo fuera del contexto de un evento agudo o de la intervención coronaria no ha sido respaldado por el estudio CHARISMA.
Rivaroxabán
En el ensayo COMPASS (Cardiovascular Outcomes for People Using Anticoagulation Strategies), se evaluó la eficacia de rivaroxabán, un inhibidor directo del factor Xa, en combinación con aspirina en pacientes estables con enfermedad arterial coronaria (CAD) y enfermedad arterial periférica (PAD). En este estudio, se administró rivaroxabán a una dosis de 2.5 mg dos veces al día junto con 100 mg de aspirina.
Los resultados del ensayo COMPASS mostraron que esta combinación de rivaroxabán y aspirina redujo el riesgo relativo de muerte cardiovascular, infarto de miocardio (MI) y accidente cerebrovascular en un 24% en comparación con la aspirina sola. Además, se observó una reducción del 18% en la mortalidad por todas las causas, lo que indica un beneficio significativo en la reducción de eventos adversos cardiovasculares en esta población de pacientes.
Sin embargo, el tratamiento con rivaroxabán y aspirina también se asoció con un aumento modesto en el riesgo de sangrado. Este aumento en el riesgo de hemorragias debe ser cuidadosamente considerado al evaluar la terapia para pacientes individuales.
La combinación de rivaroxabán y aspirina ha sido aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) para el manejo a largo plazo de pacientes con CAD y PAD, especialmente en aquellos con un alto riesgo de eventos cardíacos adversos pero con un perfil de bajo riesgo de hemorragias. Esta estrategia de tratamiento es adecuada para pacientes en los que el riesgo de eventos cardiovasculares graves supera el riesgo de hemorragias, proporcionando un enfoque efectivo para la prevención secundaria en esta población de alto riesgo.
Inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina
Los ensayos HOPE (Heart Outcomes Prevention Evaluation) y EUROPA (European Trial on Reduction of Cardiac Events with Perindopril in Stable Coronary Artery Disease) han proporcionado evidencia robusta sobre los beneficios de los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ACE) en la reducción de eventos vasculares en pacientes de alto riesgo.
En el ensayo HOPE, se administró ramipril a una dosis de 10 mg/día, y en el ensayo EUROPA, se utilizó perindopril a una dosis de 8 mg/día. Ambos estudios demostraron que estos inhibidores de ACE redujeron de manera significativa los eventos vasculares fatales y no fatales, incluyendo muertes cardiovasculares, infartos de miocardio (MI) no fatales y accidentes cerebrovasculares no fatales, en un rango del 20% al 25% en comparación con placebo. Estos beneficios se observaron en pacientes con un alto riesgo de eventos cardiovasculares, que incluían aquellos con diabetes acompañada de factores de riesgo adicionales o pacientes con enfermedad aterosclerótica coronaria, cerebral o periférica establecida.
Un análisis general de estos ensayos ha mostrado que, aunque los pacientes con bajo riesgo pueden no experimentar beneficios sustanciales de los inhibidores de ACE, la mayoría de los pacientes con enfermedad vascular, incluso en ausencia de insuficiencia cardíaca (HF) o disfunción ventricular izquierda (LV), deberían recibir tratamiento con un inhibidor de ACE. Esta recomendación se basa en la capacidad de estos medicamentos para reducir el riesgo de eventos cardiovasculares graves en una amplia gama de pacientes con enfermedad vascular establecida.
Combinación de medicamentos
El ensayo SECURE investigó un enfoque interesante para la prevención secundaria de eventos cardiovasculares mediante el uso de una «polypill», que es una combinación de medicamentos en una sola píldora. Este enfoque se comparó con la terapia médica estándar, que normalmente implica la administración de múltiples agentes por separado. El estudio incluyó a 2,499 pacientes que habían experimentado un infarto de miocardio (MI) en los seis meses previos y los pacientes fueron aleatorizados para recibir ya sea la polypill o la terapia estándar con múltiples medicamentos. Los participantes fueron seguidos durante un período de tres años.
La polypill en el estudio SECURE contenía aspirina, ramipril y atorvastatina. Estos tres fármacos son comúnmente utilizados en la prevención secundaria de eventos cardiovasculares: la aspirina para la terapia antiplaquetaria, el ramipril como inhibidor de la enzima convertidora de angiotensina para reducir la presión arterial y mejorar la función cardiovascular, y la atorvastatina para la reducción del colesterol LDL y la prevención de eventos ateroscleróticos.
Una de las principales observaciones del estudio fue que la adherencia a la medicación fue estadísticamente superior en el grupo de la polypill en comparación con el grupo que recibió terapia estándar con múltiples agentes. La adherencia a la medicación es un factor crucial en la efectividad de cualquier tratamiento, ya que una buena adherencia maximiza los beneficios del régimen terapéutico y puede reducir la incidencia de eventos adversos.
El aumento en la adherencia al tratamiento con la polypill se asoció con una reducción estadísticamente significativa en la tasa de eventos cardíacos adversos mayores. Esto sugiere que el uso de la polypill no solo mejora la adherencia al tratamiento, sino que también tiene un impacto positivo en la reducción de eventos cardiovasculares graves, como infartos de miocardio recurrentes, accidentes cerebrovasculares y otras complicaciones relacionadas con la enfermedad cardiovascular.
La polypill podría ofrecer ventajas adicionales, como la simplificación del régimen de tratamiento y la reducción de la complejidad en la gestión de la medicación, lo que a su vez podría contribuir a una mayor adherencia y, en consecuencia, a una mayor eficacia en la prevención secundaria de eventos cardiovasculares.
Más de un tercio de los pacientes con enfermedad vascular padecen diabetes tipo 2. Además de controlar los factores de riesgo mediante el uso de estatinas de alta intensidad y de inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ACE) o bloqueadores de los receptores de angiotensina (ARBs), se ha demostrado que el uso de inhibidores orales del cotransportador de sodio-glucosa tipo 2 (SGLT2) y de agonistas del receptor GLP-1 inyectables también ofrece beneficios significativos en la reducción de eventos cardiovasculares.
Los inhibidores SGLT2, como empagliflozina, dapagliflozina y canagliflozina, y los agonistas del receptor GLP-1, como liraglutida, semaglutida y dulaglutida, han mostrado ventajas cardiovasculares que van más allá de sus efectos modestos en la reducción de glucosa. Estos fármacos no solo ayudan a controlar los niveles de azúcar en sangre, sino que también tienen efectos beneficiosos directos sobre el riesgo cardiovascular.
El beneficio cardiovascular de los inhibidores SGLT2 parece ser independiente de la reducción de glucosa en sangre que proporcionan. Estos medicamentos también han demostrado ser útiles en el tratamiento de la insuficiencia cardíaca, independientemente de si el paciente tiene diabetes. En particular, los inhibidores SGLT2 han mostrado beneficios en pacientes con insuficiencia cardíaca tanto con fracción de eyección reducida (HFrEF) como con fracción de eyección preservada (HFpEF). Esto sugiere que estos medicamentos pueden ofrecer una protección significativa contra eventos adversos cardiovasculares y mejorar los resultados en una población más amplia de pacientes con insuficiencia cardíaca.
Por otro lado, los agonistas del receptor GLP-1 también han demostrado beneficios cardiovasculares. Estos fármacos no solo ayudan en el control de la glucosa, sino que también contribuyen a la reducción del riesgo de eventos cardiovasculares mayores en pacientes con diabetes tipo 2.

Fuente y lectura recomendada:
- Anker, S. D., et al.; EMPEROR-Preserved Trial Investigators. (2021). Empagliflozin in heart failure with a preserved ejection fraction. New England Journal of Medicine, 385(15), 1451.
- Castellano, J. M., et al.; SECURE Investigators. (2022). Polypill strategy in secondary cardiovascular prevention. New England Journal of Medicine, 387(10), 967.
- Jones, W. S., et al.; ADAPTABLE Team. (2021). Comparative effectiveness of aspirin dosing in cardiovascular disease. New England Journal of Medicine, 384(20), 1981.
- Nicholls, S. J., et al. (2020). Effect of high-dose omega-3 fatty acids vs corn oil on major adverse cardiovascular events in patients at high cardiovascular risk: The STRENGTH randomized clinical trial. JAMA, 324(22), 2268.
- US Preventive Services Task Force; Davidson, K. W., et al. (2022). Aspirin use to prevent cardiovascular disease: US Preventive Services Task Force recommendation statement. JAMA, 327(16), 1577.


Originally posted on 11 de septiembre de 2024 @ 10:54 PM