¿Qué es la histoplasmosis?
La histoplasmosis es una infección fúngica causada por el hongo dimórfico Histoplasma capsulatum. Este hongo se encuentra comúnmente en el suelo y en las heces de las aves y los murciélagos, especialmente en zonas con climas cálidos y húmedos.
La infección se adquiere por inhalación de esporas del hongo, que se liberan al aire cuando se remueve el suelo o las heces contaminadas. La mayoría de las personas que están expuestas a las esporas no desarrollan síntomas o tienen síntomas leves similares a la gripe. Sin embargo, en personas con un sistema inmunológico debilitado, como aquellos con VIH, cáncer o que han recibido un trasplante de órgano, la infección puede ser grave y poner en peligro su vida.
Las características histopatológicas de las lesiones de histoplasmosis dependen del tipo de infección y la gravedad de la enfermedad. En la histoplasmosis pulmonar aguda, que es la forma más común de la infección, las lesiones pulmonares se caracterizan por la presencia de granulomas no caseosos, que son grupos de células inflamatorias rodeando el hongo. Los granulomas pueden ser pequeños y dispersos, o pueden coalescer y formar nódulos grandes. La infección también puede causar necrosis tisular y hemorragia.
En la histoplasmosis pulmonar crónica, que se produce después de una infección aguda, las lesiones pulmonares pueden incluir áreas de fibrosis, o cicatrización del tejido pulmonar, y la formación de nódulos calcificados. En casos graves, la infección puede extenderse más allá de los pulmones y afectar otros órganos, como el hígado, el bazo y los ganglios linfáticos.
En la histoplasmosis diseminada, que ocurre en personas con sistemas inmunológicos debilitados, las lesiones pueden ser más graves y extensas, y pueden incluir abscesos y necrosis tisular en varios órganos. También puede haber una mayor cantidad de hongos en los tejidos.
Manifestaciones clínicas
Los síntomas de la histoplasmosis pueden variar desde leves a graves y pueden incluir fiebre, tos seca, dolor en el pecho, sudores nocturnos, fatiga y pérdida de peso. En casos graves, la infección puede diseminarse a otros órganos del cuerpo, como el hígado, el bazo y los pulmones.
Los síntomas de la histoplasmosis se deben a la respuesta inmune del cuerpo a la infección por el hongo Histoplasma capsulatum. Después de inhalar las esporas del hongo, las células inmunitarias del cuerpo se activan para combatir la infección. Esto causa una inflamación en los pulmones y otros órganos que se ven afectados por la infección.
Los síntomas de la histoplasmosis pueden variar dependiendo del tipo de infección y la gravedad de la enfermedad. En la histoplasmosis pulmonar aguda, los síntomas pueden incluir fiebre, dolor de cabeza, tos seca, dolor en el pecho, escalofríos y sudores nocturnos. En casos más graves, puede haber dificultad para respirar y la necesidad de hospitalización.
En la histoplasmosis pulmonar crónica, los síntomas pueden ser similares a los de la infección aguda, pero pueden durar más tiempo y pueden estar asociados con la formación de cicatrices en los pulmones. En la histoplasmosis diseminada, los síntomas pueden incluir fiebre, fatiga, pérdida de peso, sudores nocturnos, dolor en las articulaciones y músculos, y lesiones en la piel y los ojos.
Exámenes complementarios
El diagnóstico de la histoplasmosis se realiza mediante la identificación de las esporas del hongo en muestras de tejido, sangre o líquido corporal. Las pruebas de imagen, como la radiografía de tórax y la tomografía computarizada, también pueden ser útiles para detectar la infección.
Tratamiento
El tratamiento de la histoplasmosis depende de la gravedad de la infección y la salud general del paciente. Las infecciones leves a menudo no requieren tratamiento, mientras que las infecciones graves pueden requerir medicamentos antifúngicos administrados por vía oral o intravenosa.
Anatomía del hígado
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