La fibrilación auricular es la arritmia crónica más frecuente y su incidencia y prevalencia aumentan conforme envejece la persona; afecta a cerca de 9% de individuos de 65 años o mayores. Suele surgir en forma paroxística antes de convertirse en el ritmo establecido.
La fibrilación auricular en pacientes con corazón sano puede ser consecuencia de:
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- pericarditis.
- traumatismo de tórax.
- operaciones torácicas o cardiacas.
- tiroidopatías.
- apnea obstructiva del sueño.
- neumopatías (neumonía, embolismo pulmonar).
- fármacos (teofilina y agonistas ß-adrenérgicos).
- consumo de alcohol.
Un ataque de fibrilación auricular puede ser desencadenado por el consumo excesivo y agudo de alcohol, y también por la abstinencia.
La fibrilación auricular puede ocasionar disfunción del ventrículo izquierdo, insuficiencia cardiaca o isquemia del miocardio.
La consecuencia más grave de la fibrilación auricular es la propensión a que se formen trombos, por la estasis en las aurículas y la embolización ulterior a la circulación cerebral.
Manifestaciones clínicas
- Por sí misma, la fibrilación auricular rara vez es mortal; sin embargo, suele tener consecuencias graves si la frecuencia es lo suficientemente rápida para desencadenar hipotensión, isquemia del miocardio o disfunción del miocardio inducida por taquicardia.
Tratamiento
- Los ß-bloqueadores intravenosos (esmolol, propranolol y metoprolol) o los antagonistas de los conductos de calcio (diltiazem y verapamil) son eficaces para control del ritmo en fibrilación auricular aguda.
- La cardioversión eléctrica urgente en individuos con fibrilación auricular se aplica en casos de choque o con hipotensión profunda, edema pulmonar, o un infarto del miocardio o isquemia en evolución.
- En el caso de fibrilación auricular de comienzo reciente hay que practicar pruebas de función tiroidea y hacer valoraciones en busca de valvulopatía o miocardiopatía ocultas.
- En pacientes con fibrilación auricular estable conviene seguir una estrategia de control de la frecuencia y tratamiento anticoagulante.
- En la persona estable con fibrilación auricular se utilizará como fármaco de primera línea para control del ritmo ventricular, un ß-bloqueador u otro antagonista de los conductos de calcio por vía oral o intravenosa.
- En los pacientes con infarto o isquemia del miocardio y fibrilación auricular los fármacos de elección son los ß-bloqueadores.
- El diltiazem es antagonista de los conductos de calcio de elección en caso de hipotensión o disfunción del ventrículo izquierdo.
- En personas con fibrilación auricular, incluso si es paroxística o surge en contadas ocasiones, habrá que valorar la necesidad de anticoagulantes orales.
- Los fármacos dabigatrán, rivaroxabán, apixabán y edoxabán, poseen cuando menos la misma eficacia que la warfarina para evitar apoplejías en personas con fibrilación auricular.
- En términos generales, está recomendada la práctica de cardioversión planeada después de un periodo adecuado con anticoagulantes, para tratar el episodio inicial de fibrilación auricular en las siguientes condiciones:
- comienzo en fecha reciente.
- que exista un factor desencadenante identificable.
- La cardioversión farmacológica puede realizarse con:
- ibutilida intravenosa.
- dofetilida
- propafenona
- flecainida
- sotalol
- Las personas con fibrilación auricular paroxística y resistente tienen un riesgo similar de mostrar apoplejía que las que muestran la fibrilación auricular crónica.
- Está indicada la vigilancia electrocardiográfica ambulatoria o incluso los dispositivos de registro en quienes se sospeche fibrilación auricular paroxística.
- La fibrilación auricular es resistente al tratamiento si ocasiona síntomas persistentes o limita la actividad a pesar de intentos de control del ritmo.
- Si con los fármacos antiarrítmicos o que controlan la frecuencia no mejoran los síntomas de fibrilación auricular, habrá que pensar en la ablación de focos que desencadenan la fibrilación auricular en el interior y alrededor de venas pulmonares, por medio de catéter.