¿Qué son los trastornos cognitivos?

¿Qué son los trastornos cognitivos?
¿Qué son los trastornos cognitivos?

El problema orgánico en el contexto de los trastornos cognitivos puede surgir como un trastorno primario del cerebro o como una manifestación secundaria de algún trastorno general. Esta distinción es fundamental para comprender la complejidad de los trastornos cognitivos, ya que pueden originarse directamente en el cerebro o ser el resultado de problemas sistémicos que afectan al cerebro de manera secundaria.

Es importante destacar que todos los trastornos cognitivos presentan algún grado de deterioro del pensamiento, pero este deterioro puede variar significativamente dependiendo del sitio de la lesión cerebral, la rapidez con la que se desarrolla y progresa, y la duración de la lesión subyacente en el cerebro. Por ejemplo, una lesión en el lóbulo frontal puede manifestarse con síntomas como falta de inhibición, impulsividad y dificultad para planificar y organizar, mientras que una lesión en el lóbulo temporal puede resultar en problemas de memoria y reconocimiento de rostros.

Además del deterioro cognitivo, es común que los trastornos cognitivos estén acompañados de disturbios emocionales, como la depresión. Estos disturbios emocionales pueden ser significativas comorbilidades que afectan la calidad de vida de los pacientes y complican el manejo clínico de la enfermedad. La presencia de depresión u otros trastornos emocionales puede influir en la presentación clínica de los trastornos cognitivos y en la respuesta al tratamiento.

Por otro lado, las alteraciones del comportamiento también son características de los trastornos cognitivos, pero tienden a ser más comunes en situaciones crónicas. Estas alteraciones del comportamiento pueden estar más directamente relacionadas con la personalidad subyacente del individuo o con la vulnerabilidad del sistema nervioso central a los efectos secundarios de los medicamentos. Es importante destacar que estas alteraciones del comportamiento no siempre están correlacionadas con el deterioro cognitivo y pueden presentarse de manera independiente.

 

Causas
  1. Trauma
    • Hematoma subdural
    • Hemorragia subaracnoidea
    • Hemorragia intracerebral
    • Síndrome de conmoción cerebral
  2. Trastornos respiratorios
    • Hipoxia
    • Hipercapnia
  3. Trastornos metabólicos
    • Trastornos del equilibrio de líquidos y electrolitos (especialmente hiponatremia, hipomagnesemia e hipercalcemia)
    • Trastornos del equilibrio ácido-base
    • Enfermedad hepática (encefalopatía hepática)
    • Insuficiencia renal
    • Porfiria
  4. Neoplasias
    • Lesiones primarias o metastásicas del SNC
    • Hipercalcemia inducida por cáncer
  5. Trastornos cardiovasculares
    • Infartos de miocardio
    • Arritmias cardíacas
    • Espasmos cerebrovasculares
    • Encefalopatía hipertensiva
    • Hemorragias
    • Embolias y oclusiones
  6. Enfermedades degenerativas
    • Enfermedad de Alzheimer
    • Enfermedad de Pick
    • Esclerosis múltiple
    • Parkinsonismo
    • Corea de Huntington
    • Hidrocefalia de presión normal
  7. Trastornos endocrinos
    • Tirotoxicosis
    • Hipotiroidismo
    • Disfunción suprarrenal (incluyendo enfermedad de Addison y síndrome de Cushing)
    • Feocromocitoma
    • Insulinoma
    • Hipoglucemia
    • Hiperparatiroidismo
    • Hipoparatiroidismo
    • Panhipopituitarismo
    • Cetoacidosis diabética
  8. Infecciones
    • Septicemia
    • Meningitis y encefalitis debido a organismos bacterianos, virales, fúngicos, parasitarios o tuberculosos o a sífilis del SNC
    • Infecciones agudas y crónicas debido a la gama completa de patógenos microbiológicos
  9. Trastornos convulsivos
    • Disfunción ictal, interictal y postictal
  10. Intoxicación
    • Alcohol
    • Sedantes
    • Bromuros
    • Analgésicos (por ejemplo, pentazocina)
    • Drogas psicodélicas
    • Estimulantes
    • Solventes domésticos
  11. Efectos a largo plazo del alcohol
    • Síndrome de Wernicke-Korsakoff
  12. Retirada de medicamentos
    • Retirada de alcohol
    • Hipnóticos sedantes
    • Corticosteroides
  13. Medicamentos
    • Medicamentos anticolinérgicos
    • Antidepresivos
    • Agentes bloqueadores de H2
    • Digoxina
    • Salicilatos (uso a largo plazo)
    • Una amplia variedad de otros medicamentos de venta libre y recetados
  14. Trastornos del tejido conectivo e inmunológico
    • Trastornos autoinmunes, incluyendo lupus eritematoso sistémico, síndrome de Sjögren y SIDA
  15. Deficiencias nutricionales
Hallazgos clínicos

Los hallazgos clínicos de los trastornos cognitivos pueden manifestarse de diversas maneras y abarcar una amplia gama de síntomas que reflejan la complejidad de estos trastornos. Aquí se explica en detalle cada uno de los hallazgos clínicos mencionados:

  • Problemas de orientación: Los pacientes pueden tener dificultades para comprender su entorno, el tiempo y el lugar. Pueden perderse fácilmente o tener dificultades para recordar eventos recientes.
  • Duración corta o fluctuante de la atención: La capacidad para mantener la atención puede estar comprometida, lo que puede dificultar la concentración en tareas específicas durante períodos prolongados.
  • Pérdida de la memoria reciente y capacidad de evocación: Los pacientes pueden tener dificultades para recordar eventos recientes o recuperar información almacenada en la memoria a corto plazo.
  • Juicio deteriorado: La capacidad para tomar decisiones informadas y evaluar las consecuencias de las acciones puede estar afectada, lo que puede llevar a comportamientos imprudentes o arriesgados.
  • Labilidad emocional: Los cambios repentinos e incontrolables en el estado de ánimo son comunes, lo que puede manifestarse en llanto fácil, risa inapropiada u otras expresiones emocionales exageradas.
  • Falta de iniciativa: Los pacientes pueden mostrar una falta de motivación o interés en participar en actividades sociales o tareas diarias.
  • Control de impulsos deteriorado: Pueden tener dificultades para controlar sus impulsos, lo que puede resultar en comportamientos impulsivos o inapropiados.
  • Incapacidad para razonar a través de problemas: La capacidad para resolver problemas y pensar de manera lógica puede estar disminuida, lo que dificulta la resolución de problemas cotidianos.
  • Depresión: La depresión es común en los trastornos cognitivos y puede ser más pronunciada en casos de gravedad leve a moderada.
  • Confabulación: La producción involuntaria de respuestas falsas o imaginativas para llenar lagunas en la memoria, que no se limita necesariamente a los trastornos cerebrales orgánicos inducidos por el alcohol.
  • Constrictión de las funciones intelectuales: Hay una disminución en la capacidad de procesar y entender la información, lo que puede manifestarse en dificultades para comprender instrucciones simples o para seguir conversaciones complejas.
  • Alucinaciones visuales y auditivas: Los pacientes pueden experimentar percepciones sensoriales que no tienen una base en la realidad, como ver u oír cosas que no están presentes.
  • Delirios: Creencias falsas o irracionales que no son susceptibles de razonamiento lógico, y que pueden ser de naturaleza persecutoria, grandiosa o paranoia.

En cuanto a los hallazgos físicos, estos variarán según la causa subyacente del trastorno cognitivo. Por ejemplo, pueden incluir signos de enfermedad neurológica, como debilidad muscular, alteraciones en la marcha o movimientos anormales.

El electroencefalograma (EEG), una herramienta de diagnóstico utilizada para evaluar la actividad eléctrica del cerebro, generalmente muestra una desaceleración generalizada en casos de delirio, lo que indica una disfunción cerebral difusa. Este patrón de actividad cerebral anormal refleja la alteración en la función cognitiva observada en estos pacientes.

Delirio

El delirium, también conocido como estado confusional agudo, es un trastorno global y transitorio de la atención, caracterizado por un empañamiento de la conciencia, generalmente como resultado de problemas sistémicos subyacentes, como medicamentos o hipoxemia. Este trastorno puede surgir rápidamente y su inicio suele ser repentino. La característica principal del delirium es la fluctuación en el estado mental del paciente, con un deterioro variable en la capacidad para concentrarse, mantener la atención y llevar a cabo comportamientos con propósito. Esta fluctuación en el estado mental puede ser más pronunciada durante ciertas horas del día, siendo común que el deterioro sea menor por la mañana.

Uno de los síntomas característicos del delirium es un marcado déficit en la memoria a corto plazo y en la capacidad de evocación. Los pacientes pueden tener dificultades para recordar información reciente o retenerla en la memoria a corto plazo, lo que contribuye a su confusión y desorientación.

La ansiedad y la irritabilidad son comunes en el delirium, y pueden manifestarse como agitación psicomotora o inquietud. Además, es frecuente la presencia de alucinaciones perceptuales, especialmente visuales, lo que puede aumentar la confusión y la angustia del paciente. La dificultad para conciliar el sueño y el insomnio son también síntomas comunes del delirium, lo que puede exacerbar aún más el estado de confusión y desorientación del paciente.

El fenómeno conocido como “sundowning”, que se refiere al empeoramiento del delirium durante la tarde o la noche, es más común en pacientes con demencia preexistente y puede ser desencadenado por hospitalización, medicamentos o privación sensorial. Este fenómeno puede aumentar la agitación y la confusión del paciente durante la noche, lo que dificulta aún más su manejo clínico.

Demencia

La demencia se caracteriza por ser un trastorno crónico que conlleva el deterioro de funciones mentales selectivas a lo largo del tiempo. Este trastorno afecta múltiples aspectos de la cognición, incluyendo la memoria, el lenguaje, la atención, la percepción y la capacidad para resolver problemas. A medida que la demencia progresa, los pacientes experimentan un declive gradual en estas funciones mentales, lo que impacta significativamente en su capacidad para llevar a cabo actividades de la vida diaria de manera independiente.

Un aspecto común a todos los tipos de demencia es la pérdida de control de los impulsos, tanto en el ámbito sexual como en el del lenguaje. Esta pérdida de control puede manifestarse en comportamientos inapropiados o desinhibidos, lo que puede resultar en situaciones socialmente embarazosas o conflictivas.

El término “pseudodemencia” se ha utilizado previamente para describir a pacientes deprimidos que parecen estar dementes. Estos pacientes a menudo se identifican por su tendencia a informar vociferantemente sobre problemas de memoria en lugar de tratar de ocultarlos. Aunque puedan presentar dificultades en la realización de tareas cognitivas, con estímulo y apoyo adecuados, a menudo pueden completar estas tareas con éxito. Se considera que estos pacientes tienen una demencia reversible inducida por la depresión, que mejora cuando la depresión se resuelve.

Es importante destacar que en muchos pacientes geriátricos, la depresión puede actuar como un factor desencadenante que revela una demencia subyacente y progresiva. En estos casos, la depresión puede enmascarar los síntomas tempranos de la demencia, pero a medida que la depresión se resuelve o se trata, los síntomas cognitivos pueden volverse más evidentes.

Síndrome amnésico

El síndrome amnésico, también conocido como amnesia, es un trastorno de la memoria que se presenta sin delirio ni demencia asociados. Se asocia comúnmente con la deficiencia de tiamina y el consumo crónico de alcohol, lo que lleva al desarrollo del síndrome de Korsakoff en algunos casos. Este síndrome se caracteriza por un deterioro en la capacidad para aprender nueva información o recordar información previamente aprendida.

La deficiencia de tiamina, una vitamina B importante para el funcionamiento adecuado del sistema nervioso, puede ocurrir debido a la mala nutrición o al consumo excesivo y crónico de alcohol. Esta deficiencia afecta principalmente a regiones clave del cerebro responsables de la formación y el almacenamiento de la memoria, lo que resulta en una disfunción de la memoria.

Los individuos afectados por el síndrome amnésico pueden experimentar dificultades significativas para retener nueva información, como nombres, eventos recientes o detalles importantes. Además, pueden tener dificultades para recordar información previamente aprendida, lo que resulta en lagunas en la memoria y una sensación de confusión y desorientación.

Es importante destacar que, a diferencia del delirio, el síndrome amnésico no se asocia con alteraciones en la conciencia o la orientación. Tampoco se manifiesta como una demencia progresiva con deterioro cognitivo generalizado. En cambio, se centra principalmente en la disfunción de la memoria, mientras que otras funciones cognitivas pueden permanecer relativamente intactas.

 

Alucinosis inducida por sustancias

La alucinosis inducida por sustancias es un trastorno caracterizado por la presencia persistente o recurrente de alucinaciones, generalmente de naturaleza auditiva, sin la presencia de otros síntomas típicamente asociados con delirio o demencia. Esta condición puede surgir como resultado del consumo de alcohol u otras sustancias alucinógenas, como los psicodélicos.

Las alucinaciones son percepciones sensoriales que ocurren en ausencia de estímulos externos reales. En el caso de la alucinosis inducida por sustancias, las alucinaciones suelen ser de naturaleza auditiva, lo que significa que el individuo escucha sonidos, voces u otros ruidos que no tienen una fuente externa. Estas alucinaciones pueden ser bastante vívidas y realistas para la persona afectada, lo que puede causar un gran malestar y ansiedad.

Es importante destacar que, a diferencia del delirio, la alucinosis inducida por sustancias no está acompañada de otros síntomas de alteración del estado mental, como desorientación, confusión o alteraciones en la conciencia. Tampoco está asociada con un deterioro cognitivo progresivo, como se observa en la demencia. En cambio, se centra principalmente en la experiencia de alucinaciones, sin la presencia de otros síntomas cognitivos o conductuales significativos.

El consumo de alcohol o de sustancias alucinógenas, como los psicodélicos, es una causa común de alucinosis inducida por sustancias. Estas sustancias pueden alterar temporalmente la percepción y el procesamiento sensorial del individuo, lo que puede llevar a la aparición de alucinaciones. En algunos casos, la alucinosis puede ser una reacción aguda a la intoxicación, mientras que en otros casos puede persistir como un efecto secundario prolongado del consumo de sustancias.

Es importante tener en cuenta que la alucinosis inducida por sustancias no siempre está asociada con otros trastornos mentales, y puede ocurrir de manera aislada. Además, en algunos casos, puede haber una resolución espontánea completa de las alucinaciones una vez que cesa el consumo de la sustancia responsable.

 

 

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