Cuidados y recomendaciones prenatales

Cuidados y recomendaciones prenatales
Cuidados y recomendaciones prenatales

La primera consulta prenatal debe efectuarse lo antes posible después del diagnóstico de embarazo.

La atención prenatal debe iniciarse de forma oportuna y mantener un plan de consultas periódicas: cada cuatro semanas hasta la semana 28; de las semanas 28 a 36, cada dos semanas; de la semana 36 en adelante, cada semana.

A las mujeres durante el control prenatal deben prescribirse vitaminas prenatales con hierro y ácido fólico. Se deben evitar los complementos no especificados para embarazadas porque en ocasiones contienen cantidades peligrosas de ciertas vitaminas.

Durante el embarazo es necesario recomendar disminuir el consumo de cafeína a una taza de café, té o bebidas de cola con cafeína, como máximo al día.

Durante el embarazo se debe evitar consumir fármacos, a menos que sean prescritos o autorizados por el médico.

La cloroquina se puede suministrar para la profilaxis del paludismo durante el embarazo.

La paciente embarazada debe abstenerse de alcohol, tabaco y todas las drogas recreativas. 

No se ha establecido un grado de ingestión de alcohol seguro para el embarazo.

Los efectos fetales del alcoholismo se manifiestan en el síndrome de alcoholismo fetal, que incluye restricción del crecimiento, anomalías faciales, esqueléticas y cardiacas, así como disfunción grave del sistema nervioso central.

Debe recomendarse durante a consulta prenatal las suspensión del tabaquismo ya que produce exposición fetal al monóxido de carbono y a la nicotina, que da lugar a diversos resultados adversos del embarazo.

Se ha demostrado incremento del riesgo de desprendimiento prematuro de placenta normoinserta, placenta previa y rotura prematura de membranas en mujeres embarazadas fumadoras.

El parto prematuro, el peso bajo al nacer y el embarazo ectópico son condiciones más probables entre mujeres embarazadas fumadoras.

El consumo de cocaína durante la gestación se vincula con un mayor riesgo de rotura prematura de membranas, parto prematuro, desprendimiento prematuro de placenta normoinserta, restricción del crecimiento intrauterino, déficits neuroconductuales y síndrome de muerte súbita del lactante.

Los efectos adversos vinculados con el uso de opioides durante el embarazo incluyen restricción del crecimiento intrauterino, premadurez y muerte fetal.

Las pacientes embarazadas deben evitar las radiografías, a menos que sean indispensables y aprobadas por un médico. Siempre que sea posible debe utilizarse una protección abdominal.

Las mujeres embarazadas deben evitar los riesgos químicos o las radiaciones, así como el calor excesivo en baños de tina o sauna; además de la manipulación de heces o arena para excretas de gato.

Una mujer embarazada debe procurarse un reposo adecuado diario. Evitar el trabajo físico o las actividades extenuantes, en particular cuando es necesario levantar cosas pesadas o soportar peso.

Lo ideal es que todas las inmunizaciones se realicen antes del embarazo. Los productos con virus vivos están contraindicados durante la gestación (sarampión, rubéola, fiebre amarilla y viruela).

Las embarazadas que se consideran en riesgo alto de hepatitis B y no se vacunaron antes, deben vacunarse durante el embarazo.

En cada una de las consultas prenatales se deben determinar el peso, la presión sanguínea, la altura del fondo uterino y la frecuencia cardiaca fetal, y se toma una muestra de orina para cuantificar proteínas y glucosa.

Para identificar diabetes gestacional se administra una carga de glucosa de 50 g y se mide la glucemia 1 hora después. Cuando los valores son anormales (igual o >140 mg/100 ml o 7.8 mmol/L) se debe realizar una prueba de tolerancia a la glucosa de 3 horas.

Es necesario realizar una biometría hemática completa en embarazadas para buscar anemia del embarazo. También se efectúan los métodos de detección sistemática de sífilis y de VIH.

Los cultivos cervicales en busca de N. gonorrhoeae y Chlamydia trachomatis se deben solicitar en pacientes embarazadas con riesgo.

Cuando la terminación del embarazo  es programada  ya sea por inducción o cesárea antes de las 39 semanas de gestación, se debe confirmar la madurez de los pulmones del feto.

Se explora el cuello uterino para determinar la probabilidad de inducir el trabajo de parto con buenos resultados. La inducción puede realizarse cuando el cuello uterino tiene igual a 2 cm de dilatación o más e igual al 50% o más de borramiento, es blando y en posición intermedia.

La inducción del trabajo de parto se realiza a las 42 semanas de gestación, cualesquiera que sean los signos que se obtengan en la exploración del cuello uterino.

 

 

 

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